A propósito de la Reforma Tributaria Estructural – Luis Raúl Uribe Medina

En nuestro país, a pesar de la alta carga tributaria que recae sobre empresas y personas, una de las más altas entre muchos países, a decir de muchos expertos, se está planteando la reforma tributaria estructural; ¿y cuál es uno de sus principales sustentos?: la fácil, ¡aumentar la base gravable y la tarifa del IVA! Lo anterior porque el Estado necesita mucho dinero para cubrir el déficit fiscal cada vez creciente, financiar el postconflicto y ante la caída de precios del petróleo, aumento de la inflación, devaluación, etc.

Pero también hace mucho tiempo una vertiente de analistas y expertos ha manifestado reiteradamente que, si se hicieran unas reformas y se tomaran algunas determinaciones, no necesitaríamos este tipo de reformas que aumentan tarifas y bases; reforma sí, pero para simplificar trámites y procedimientos hoy en día engorrosos y desestimulantes a la inversión, no solo extranjera sino la nacional misma.

Escuchando, leyendo con cuidado a varios de estos analistas y tratando de profundizar un poco en los planteamientos y no acogerse a la “fácil”, que pensamos es la salida del Gobierno, traigo a consideración estos tres planteamientos, que al menos desde el punto de vista teórico podrían contribuir a la solución y evitar aumentar tarifas y bases , simplificando los trámites y hacer nuestro sistema tributario más “amigable” y expedito para todos, pues para nadie es un secreto lo difícil y complejo de nuestro Estatuto Tributario.

1) La plata de afuera. Gustavo Álvarez Gardeazábal, en el periódico ADN, plantea que: “… ya debería haber hecho curso una ley de retorno de capitales que ofreciera seguridad y rentabilidad a la plata que tantos colombianos tienen afuera. Si esa plata de los ricos volviera a las arcas del país y se uniera a la que deben tener las FARC, paras, ELN, narcos, bacrim, si toda esa plata la trajeran, no necesitaríamos reforma tributaria y este país tendría con qué financiar el posconflicto. Tener plata en el exterior, en sí, no es delito. No declararla, es contravención ante la DIAN y es una forma de «capar» impuestos. Podría decretarse una amnistía tributaria para esas platas. Es mucha plata y con ella evitaríamos la reforma tributaria”. ¿Falta verdadera voluntad política?

(El subrayado es mío).

2) Por su parte, Robert Farró, uno de los economistas más influyentes del mundo, plantea en El Tiempo que: “Más allá, la reforma del sistema tributario es un aspecto clave de la política económica de Colombia. El mejor enfoque para promover el crecimiento económico –y, por lo tanto, generar una mayor reducción de la pobreza– es moverse hacia un sistema tributario que incentive la inversión en varias formas. El mejor sistema en este sentido es un impuesto de consumo que cubra de forma similar todas las tasas de bienes y servicios en amplia sección cruzada”. 

“Un sistema de este tipo que ha sido adoptado por muchos países es un Impuesto al Valor Agregado (IVA) con reembolsos por inversión de capital. Colombia debería moverse en esa dirección, quizás con una tasa entre 15 y 20 por ciento que aplique a la gran mayoría de bienes y servicios. Sin embargo, una manera de hacer que el sistema sea más gradual es aplicar tasas más bajas a productos y servicios como comida, salud y educación, los cuales son proporcionalmente más importantes para aquellas personas de bajos ingresos”.

“Un sistema que promueve el crecimiento evita otras muchas formas de impuesto al capital, incluyendo gravamen/sobretasas a ganancias y dividendos de empresas, impuesto sobre herencias (ganancias ocasionales), etc.”.

“Para ponerlo en otras palabras, un sistema tributario atractivo pudiera enfocarse en un solo mecanismo efectivo –un IVA de amplia base– sin incurrir en distorsiones y costos administrativos que surgen cuando un gobierno trata de gravar casi todo”.

(El subrayado es mío).

Muy claro y concreto.

3) Y por último, y muy importante, un tema que hemos trajinado y comentado en muchos foros por años: si se controlara la evasión, no habría necesidad de aumentar tarifas, incluso se podrían reducir; así de fuerte y gigante es la situación. Si de verdad el Estado tuviera fuerza, determinación y verdadera voluntad política, aunado a una verdadera lucha contra uno de los “cánceres” (perdón la expresión) que aqueja a Latinoamérica y el mundo: la corrupción a todos los niveles.

En estos tres aspectos estaría la gran solución a nuestra situación fiscal y económica. Controlando y eliminando estos graves “males”, incluida la corrupción rampante, seríamos una verdadera potencia mundial. ¿No les parece “fácil” la solución? ¿Qué falta?

Por favor sus opiniones.

Cordialmente,

CP Luis Raúl Uribe M.