Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
En Colombia, un total de 21.5 millones de adultos están bancarizados, principalmente porque tienen abierta una cuenta de ahorros, una tarjeta de crédito, el microcrédito y el depósito electrónico.
– Las cuentas de ahorros incluyeron a cerca de 3.2 millones de personas.
– El número de personas con tarjetas de crédito presentó un incremento aproximado de 1.3 millones.
– El número de personas con microcrédito registró un crecimiento de 58.4%.
– El depósito electrónico incluyó a 1.6 millones de personas entre junio de 2011 y marzo de 2013.
Según información publicada por Dinero el crecimiento en el número de los corresponsales bancarios se ha quintuplicado con la apertura de 31.338 nuevos corresponsales, que han permitido realizar transacciones por $8,9 billones en el primer semestre de 2013.
A julio de este año se vienen prestando servicios financieros en 1.092 de los 1.102 municipios del país. Otros canales disponibles para acceder a diferentes productos y servicios financieros han mostrado un crecimiento destacable durante el actual Gobierno. Las oficinas bancarias crecieron 18.4%, los cajeros aumentaron en un 33.7% y los datafonos un 66%.
Entre junio de 2010 y junio de 2013 el número y el monto de operaciones monetarias a través de la banca móvil se han incrementado y pasó de 981 mil a 3.4 millones. A final de 2013 podría alcanzar 7.7 millones, lo que representaría un crecimiento de 249.4%.
Un análisis elaborado por Carlos Gustavo Cano, codirector del Banco de la República; María del Pilar Esguerra; Nidia García; Leonardo Rueda, y Andrés Velasco, investigadores de la misma entidad, indica que el perfil de quienes en el país tienen mayores probabilidades de acceder a los servicios y productos de la banca es el siguiente:
Hombres adultos con matrimonios estables, cuyos hogares están conformados por pocos miembros y que cuentan con un nivel de riqueza alto, son los que tienen mayor acceso a los productos financieros. De este grupo también hacen parte las personas que cuentan con mayor educación, incluida la financiera, que se preocupan por su futuro y habitan cerca de centros urbanos bien dotados de sucursales financieras.
Durante 2012 cerca de 1,1 millones de colombianos comenzaron a hacer parte del sistema financiero, loq ue elevó la bancarización al 67%. Hasta diciembre del 2012, cerca de 21 millones colombianos ya contaban con al menos un producto financiero, y de estos, 1,1 millones eran menores de edad con cuenta de ahorros.
Como lo publica Portafolio en los últimos cinco años, el índice creció 12%, pues pasó de 55% en el 2007 a 67,1% el año pasado. En ese mismo periodo, los menores de edad bancarizados aumentaron en 338.000 jóvenes, lo que es un crecimiento del 44%, según Asobancaria.
“El nuevo desafío es la masificación del acceso a la financiación, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. Para tal fin, parece necesario que el país se replantee, una vez más, qué entiende por inclusión financiera, para contemplar el mundo del empresariado pequeño e informal”, sostiene Asobancaria.
La entidad también afirma que se requiere un diagnóstico adecuado de las causas que explican el bajo acceso al sector financiero que evite medidas que repriman al sector financiero, en vez de darle más espacio para actuar.
El nivel de bancarización no es del todo completo en Colombia, en la medida que no todos los que cuentan con al menos un producto financiero en la actualidad hacen uso de estos. Segundo, coinciden algunos analistas, el concepto de bancarización debe ir mucho más allá de simplemente contar con un producto financiero, y debe apuntar a que haya un mayor nivel de profundización, es decir, que más personas tengan acceso al crédito.
Estadísticas del sistema indican que en ese ítem Colombia apenas alcanza un nivel del 39%, mientras que países como Chile ya se sitúan en un nivel cercano al 80%.
Gerardo Hernández, Superintendente Financiero, piensa que los retos que le esperan al sector son enormes. “Deben promover el uso de los servicios adquiridos; diseñar productos y servicios a la medida de las necesidades de los distintos segmentos de la población; que otros productos y servicios, como los seguros y las pensiones, comiencen a llegarles a más personas y tendrán que explotar más los canales electrónicos en función de los usuarios”, dice.
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