Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Analicemos el siguiente caso. Qué pasa con el tiempo que un trabajador invierte en desplazarse de un municipio a otro por motivos de traslado, si al ingresar a la empresa su horario era de 8 am a 12 m y de 2 a 6 pm, y ahora debe salir de su casa con mínimo una hora de antelación para poder llegar a las 8 am, ¿puede contarse este dentro de la jornada de trabajo?
Concretemos un poco más el anterior caso. A un empleado lo contratan para que trabaje en la ciudad de Fonseca, Guajira. Supongamos que entre esta ciudad y la capital, Riohacha hay una hora.
Resulta que el empleado ya tiene programada su vida familiar, académica, comparte con sus hijos, con su esposa. Sin embargo, un día la empresa le dice que necesitan que comience a trabajar en otra ciudad, en Riohacha. Ahí es donde al trabajador le nace el derecho de aceptar o no el traslado.
¿Por qué? Porque le están cambiando la condiciones contractuales. Y entonces como ese traslado significa una modificación sustancial, una cosa es que a uno lo trasladen de sede dentro de la misma ciudad. Uno como empleado está obligado a aceptar porque está en la misma ciudad. Pero cuando se cambia de ciudad todo cambia.
Hay que pagar más transporte, llego mas tarde a mi casa y casi no comparto con los hijos, no alcanzo a desayunar. El trabajador si acepta es la oportunidad que tiene para plasmar ciertos requerimientos. Por ejemplo, cambiar su horario laboral o que le paguen más, o salir más temprano.
Es aquí cuando empleado y empleador se sientan a dialogar, uno propone y el otro dispone, sino sería violación laboral. Uno como empleado debe formularle inquietudes y negociar con el jefe. Pero si uno no dice nada respecto a la distancia o los inconvenientes que se le presentarán pues perfectamente se puede estar clavando el cuchillo.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
