Un gran hueco financiero es lo que ocasionan los robos, daños y el mal uso de los productos dentro de los establecimientos comerciales. En Colombia, las compañías ya están contabilizando este tipo de pérdidas dentro de las provisiones que deben hacer cada año para sus gastos imprevistos.
En algunos casos las cifras son tan altas que alcanzan hasta un 3% de los ingresos totales que las empresas perciben al año. En idioma ‘científico’ a este problema se le denomina control de mermas, concepto que no solo incluye los hurtos dentro de los establecimientos sino también las fallas operativas que ocasionan pérdidas.
El año pasado, como lo publica La República, los robos a los almacenes de gran formato, como los clasifica Fenalco, sumaron $140.446 millones, cifra inferior al 2009, que se distribuyeron en robo externo con $ 69.046 millones, con 96.481 casos detectados y robo interno con $71.400 millones y 4.024 casos detectados.
Esta cifra equivale a construir 5.653 viviendas de interés social y a la generación de 15.322 puestos de trabajo durante un año, con prestaciones sociales incluidas.
Cecilia Margaona, experta mexicana en el tema, asegura en El Tiempo que al momento de determinar las causas para que se presente esta situación, aparecen los propios empleados del establecimiento como los primeros culpables. «El 41% de las pérdidas es por culpa de ellos. Y este es uno de los factores que se puede controlar mediante la aplicación de estrategias de control», dice.
Para la experta, a la hora de combatir este flagelo se deben afinar los instrumentos de selección de los colaboradores. Aquí se destaca exigir la mayor calidad e idoneidad al personal que se contrate, verificando los antecedentes laborales, obteniendo referencias personales y realizando pruebas sicológicas que permitan determinar el comportamiento.
Lógicamente los clientes también hacen parte de la escena del crimen. Estos tienen estrategias típicas como esconder entre la ropa los artículos robados para evitar su detección por parte de los guardias de seguridad.
De igual manera, utilizan a los bebés para esconder la mercancía que será robada o hasta aparentan embarazos para consumir tiempo.
Por lo anterior, algunos empresarios en han incluido en los productos sistemas de barras que son leídos por máquinas a la salida de los almacenes, delatando así a los clientes ladrones. Y la que se ve en todos los supermercados y almacenes de cadena, como es poner empleados que le hacen un seguimiento estricto a clientes sospechosos.
El robo no es lo único que desangra a los establecimientos comerciales. Existe un porcentaje que incluye el inadecuado uso de los productos, el mal manejo dentro del almacén o su consumo por parte de los clientes mientras se está dentro del almacén.
En este caso, asegura Margaona, es mejorar los procesos tecnológicos y manuales, y procurar una capacitación del personal que está encargado del manejo de los productos con el fin de reducir estas pérdidas.
Los errores en la facturación es otro de los factores que ocasiona pérdidas a los supermercados. De igual manera, la lectura incorrecta de los precios, por parte de los equipos utilizados en el procesamiento de precios.
Lo que más hurtan son los enlatados, encabezados como el atún. En segundo lugar se encuentran los artículos de aseo como los cepillos de dientes, desodorantes y jabones. Siguen en la lista las carnes frias, ropa en general y los licores.
Bogotá se consolida como la ciudad en la que las grandes superficies tienen más porcentaje de merma a causa de los robos, seguida por Medellín, Cali y Barranquilla.
Entre enero y febrero de este año, el hurto a establecimientos comerciales en Colombia se redujo en un 25% al pasar de 2.323 casos en 2010 a 1.734 en 2011, lo que representa una disminución de 589 actos delictivos.
Del total registrado entre estos dos meses, la Policía recuperó en 1.043 ocasiones los los elementos que habían sido robados; los cuales tienen un valor cercano a 1.235 millones de pesos.