Uno de los objetivos del auditor es identificar los riesgos de incorrección material que se presenten en la evaluación de la empresa, ya sea resultado de fraude o error, con el fin de proporcionar una base para generar controles y planes de acción para mitigar el riesgo de negocio.
Uno de los objetivos del auditor es identificar los riesgos de incorrección material que se presenten en la evaluación de la empresa, ya sea resultado de fraude o error, con el fin de proporcionar una base para generar controles y planes de acción para mitigar el riesgo de negocio.
Entre las definiciones que encontramos en las NIA, el control interno no pierde la relevancia que tenía bajo norma local, de hecho, sigue siendo la principal estrategia implementada por las empresas para evaluar todas las actividades y operaciones que desarrolla incorporando la participación activa de todos sus miembros y colaboradores.
El auditor debe aplicar el procedimiento de valoración de riesgo en medio de su trabajo de auditoria para identificar y valorar los riesgos de incorrección material tal y como lo define la NIA 315 en su numeral 5. Por otro lado, este también debe realizar indagaciones a las personas que considere relacionadas con el proceso a evaluar, con el fin de recopilar información clave que le permita identificar diferentes anomalías o diferencias entre el deber ser y la información suministrada; aquí juega un importante papel el compromiso de los colaboradores de la organización respecto al control interno.
Para detectar y valorar los riesgos de incorrección material en los estados financieros se requiere que el auditor conozca, en primera medida, cuáles son las características que debe cumplir la información financiera presentada en los mismos. Cabe anotar que estas características venían inmersas en el tratamiento contable dado con la normatividad del Decreto 2649 de 1993 en el que se detallaban principios, cualidades o características de la información.
Teniendo en cuenta estos aspectos, se puede proceder a evaluar la información de los estados financieros con el fin de detectar el riesgo de incorrección material conociendo antes todo lo relacionado con el diagnóstico de la empresa y su objeto social.
De acuerdo con la NIA 315, la información encontrada en la labor de auditoría debe ser documentada para diseñar e implementar planes de acción que sirvan para mitigar los riesgos; a medida que se realiza la labor de auditoría es posible que surjan otros eventos que cambien la valoración inicialmente dada por el auditor, para lo cual, conforme al párrafo 31, debe: “revisar la valoración y modificar, en consecuencia, los procedimientos de auditoría posteriores que hubiera planificado”. Este trabajo de control se convierte en una labor dinámica que permite retroalimentar continuamente a la administración sobre los riesgos encontrados y la forma de mitigarlos.
Sumado a lo anterior, debe quedar documentado a través de papeles de trabajo la constancia de la forma en la que se realizan los procesos y por qué se toman las decisiones de ejecutar diferentes acciones en el desarrollo de los mismos. También se deben documentar todos los aspectos relevantes al diagnóstico inicial de la empresa: sus fortalezas, amenazas, debilidades y oportunidades, los riesgos a los que se ve expuesta, la relación de la información encontrada como incorrección material, sea fuente de error o fraude, para recomendar cambios y nuevos procesos que ayuden a los directivos a implementar mejores controles.