Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Brecha de género: tasa de desempleo en mujeres continúa reduciéndose, pero el camino es largo


Brecha de género: tasa de desempleo en mujeres continúa reduciéndose, pero el camino es largo
Actualizado: 18 abril, 2022 (hace 2 años)

La brecha de género se observa en que, de un total de 21,7 millones de personas ocupadas, solo 8,8 millones son mujeres.

De los 1,5 millones de nuevos ocupados, un millón son mujeres, lo que indica que por cada hombre que ingresó a la ocupación dos mujeres lo hicieron.

Los resultados en la brecha de género de febrero son alentadores, pero no se debe bajar la guardia, ya que todavía se presentan marcadas diferencias que requieren de políticas con enfoque de género para la creación de empleo.

La tasa de desempleo para febrero de 2022 se ubicó en 10,3 % para los hombres y en 16,5 % para las mujeres, lo que implica una brecha de 6,2 puntos porcentuales, lo que es menor a los 8 puntos que registró esta brecha en el mismo mes del año anterior (13,7 % para hombres y 21,7 % para mujeres).

Anif, en su comentario económico Mejoró la ocupación formal y de las mujeres en febrero, publicado el 7 de abril de 2022, indicó lo siguiente:

En febrero de 2021 el crecimiento más importante de la población desocupada se había dado sobre las mujeres (505 mil mujeres vs. 381 mil hombres). En contraste, para febrero de 2022 la salida de la población desocupada presenta una leve ventaja en favor de las mujeres (285 mil vs. 212 mil hombres que salen del desempleo) y se acentúa aún más en las 13 ciudades principales.

La entidad recalca que la pandemia tuvo un impacto mayor sobre la tasa de desempleo femenina, por lo que, aunque hay más mujeres saliendo del desempleo, también hubo muchas más que perdieron su trabajo durante la emergencia sanitaria.

Por cada hombre ocupado, dos mujeres lo están

Otras cifras del Dane muestran que de los 1,5 millones de nuevos ocupados 1 millón son mujeres. Eso refleja una proporción que indica que por cada hombre que ingresó a la ocupación dos mujeres lo hicieron.

Aunque el resultado es optimista, es oportuno recordar que la tasa de ocupación y la tasa general de participación de las mujeres son significativamente inferiores a las respectivas tasas para los hombres.

En consecuencia, del total de 21,7 millones de ocupados, solo 8,8 millones son mujeres. Por lo tanto, aunque la brecha se ha reducido, todavía hay un camino largo por recorrer en la equidad de género dentro del mercado laboral colombiano. Afirma la entidad:

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Adicionalmente se debe tener en cuenta que el ingreso a la ocupación de un mayor número de mujeres responde también a las dinámicas de retorno a la presencialidad del sector educativo, que se encontraba restringido un año atrás.

“de las 433.000 personas que salieron de la inactividad, 403.000 fueron mujeres, de las cuales la mayoría se dedicaba a los oficios del hogar”

Finalmente, analiza Anif que la disminución de los inactivos se debió al elevado número de mujeres que entraron a la fuerza laboral. En concreto, de las 433.000 personas que salieron de la inactividad, 403.000 fueron mujeres, de las cuales la mayoría se dedicaba a los oficios del hogar, lo que resalta las inequidades en las labores de cuidado doméstico y sus impactos en el mercado laboral.

La desigualdad de género comienza en el hogar

Frente al anterior panorama, Claudia Londoño, directora del área de consultoría en la firma Talengo, experta en programas de inclusión y diversidad, afirma que la desigualdad de género inicia en el hogar:

Las tareas de la casa implican tiempo, esfuerzo y muchos sacrificios al recargarse en una sola persona, son actividades que han sido incorrectamente relacionadas únicamente con la mujer, de hecho, son quienes suelen dedicar alrededor de 8 horas diarias a estas actividades, según cifras emitidas por el Dane en el 2021.

Este es un trabajo adicional, el cual sobrecarga a las mujeres, porque después de una jornada laboral fuera de casa continúan con actividades que significan mayor esfuerzo; es una carga que sigue inclinándose fuertemente hacia ellas.

Actualmente, sin embargo, hay respuestas que pueden propiciar que las responsabilidades se dividan de manera justa:

Hoy hablamos de nuevas masculinidades, en donde los hombres también empiezan a asumir responsabilidades domésticas que tradicionalmente eran impuestas a las mujeres. En la medida en que los hombres aportan, las mujeres pueden liberar espacios para seguir escalando en el liderazgo de las organizaciones.

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