Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Contabilidad financiera y  formación integral de contadores públicos


¿Cuántos futuros egresados de los programas de contaduría pública podrán revisar el cálculo del patrimonio técnico que deben tener las sociedades fiduciarias según el Decreto reglamentario y de intervención económica número 175 del 3 de febrero de 2022?

La enseñanza de los grandes jugadores en los mercados de capitales, tanto en materia de créditos como de valores, se ha extinguido. Antiguos alumnos tuvieron que estudiar bancos, seguros, valores, para mencionar tres temas que se atendían con conceptos traídos del derecho, la economía y la contabilidad. Hoy en día los programas académicos se justifican diciendo que los clientes serán micro o pequeñas empresas y excepcionalmente medianas, y que no tiene sentido enseñar para clientes que normalmente no se conseguirán. Consecuentemente, no tienen docentes que pudieran enseñar dichos temas. Hoy en el Snies aparecen 253 programas activos. ¿Cuáles entenderán que hay cosas por estudiar para dominar una ciencia y no para ganar dinero? Porque de lo que se trata es de formar contadores y no cuasicontadores.

Ahora bien, hablar de contabilidad financiera sin saber del mercado financiero simplemente lleva a muchos errores y malentendidos porque los profesionales de la contabilidad deben tener una formación general, como la que adquieren la mayoría de los estudiantes de las carreras de mayor nivel intelectual, como podrían ser, entre otras, el derecho, la medicina, la filosofía, la ingeniería. Porque si se quiere emprender, innovar, mejorar la calidad de vida, hay que procurar que las personas tengan la competencia necesaria para ello, lo que difícilmente se podrá hacer si se desconoce el mercado.

Cuando los contadores no saben de finanzas, de costos, de impuestos, sus clientes tampoco saben. Cuando los contadores dicen mentiras, sus clientes las aprenden. Cuando se quejan de las ideas erradas de las autoridades legislativas, ejecutivas o judiciales, deberían darse cuenta de que ellos son los profesores que no han hecho su tarea. La formación de una cultura contable adecuada es una responsabilidad de todos los miembros de la profesión que marca el piso, el límite inferior, de las discusiones contables en un país. Hay países en los cuales el reconocimiento social, la reputación de los contadores es altísimo. Y en los que, por el contrario, los contadores son considerados y tratados como técnicos, porque eso son, aunque sus diplomas digan otra cosa.

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Puede que muchos humildes clientes de contadores no sean empresas medianas ni grandes. Pero sus micro y pequeñas empresas sí interactúan con aquellas. Tiene todo el sentido que los contadores puedan analizar, aplaudir o censurar lo que los grandes hacen a los chiquitos. En concreto, es evidente que podrían criticar el funcionamiento de los bancos, las aseguradoras, los emisores de valores, los distintos intermediarios y las empresas de servicios auxiliares, desde el punto de vista de sus clientes reales y en su beneficio.

Para cambiar el país hay que conocerlo. Con ignorancia solo se producen errores.

Hernando Bermúdez Gómez
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones.
Número 6448, febrero 21 de 2022.

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones de Contrapartida son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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