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Crónica de un precio anunciado: efectos de la devaluación del peso colombiano respecto al dólar americano – Liliana Mancilla Bautista


En el contexto de lo que denomina Manuel Castell como economía globalizada en la cual los niveles de interdependencia de los Estados y de sus sistemas económicos están en constante tensión y aumento, se producen efectos de tipo globalizado.

En este sentido, la experiencia del aumento del precio del dólar americano frente al peso colombiano tiene varias razones; las de mayor resonancia están relacionadas por una parte, con los bajos precios del petróleo, que han sufrido disminuciones de un 40% entre agosto del 2014 y agosto del 2015; otra razón significativa es el fortalecimiento tradicional que ha tenido el dólar frente a otras monedas blandas como el peso; también, es necesario mencionar el aumento de las tasas de interés de Estados Unidos de América (EUA). No obstante, las economías domésticas de países en vías de desarrollo como Colombia, deberían no ser ampliamente vulnerables ante los impactos de las decisiones y dinámicas económicas de Washington; sin embargo, el incipiente nivel de valor agregado de la producción nacional, sumado a la dependencia nacional por la renta petrolera y por la Inversión Extranjera Directa, son explicaciones de los efectos locales de las dinámicas del concierto internacional.

La anterior amalgama de factores tanto exógenos como internos, brindan un escenario para comprender la interdependencia del sistema económico colombiano frente al sistema económico internacional, pero también es un panorama que refleja la precariedad de los sistemas productivos nacionales y de las instituciones económicas del país.

En consonancia, los efectos sobre la economía colombiana son ya anunciados; por una parte el alto valor de los productos importados, el aumento en la canasta familiar, la escasez de dólares, la inestabilidad de los mercados financieros de renta fija y variable, el aumento del valor de la deuda externa, por nombrar algunas. Pero también, por otra parte los exportadores se ven beneficiados de manera amplia; al igual que el sector turístico, el cual espera que el país sea destino de aquellos que buscan economías  no dolarizadas.

A manera de comentario final, es importante reflexionar esta coyuntura, de un precio anunciado, ya que la devaluación del peso colombiano frente al dólar de EUA, demuestra una vez más las carencias estructurales de la economía colombiana que por una parte, pone en evidencia la poca regulación del Estado y sus instituciones en la economía –normal del modelo de la Escuela de Chicago–, pero también la precariedad del sistema productivo y de las exportaciones más allá de las manufacturas.

Es momento de contemplar tal vez un modelo de franja cambiaria que blinde la economía nacional, así los liberales económicos consideren que quita a Colombia del esquema competitivo, pero al igual que James Robinson y su obra Por qué los países fracasan, ignoraron a China como un modelo de desarrollo válido a nivel internacional, quien ha adoptado modelos de franja cambiaria para evitar los bruscos efectos de la economía internacional en red.

Liliana Mancilla Bautista
Docente Programa de Negocios Internacionales de Uniempresarial

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