Ahorrar está visto como una tarea imposible, ya que suele ser asociado con privación, lo que resulta erróneo pues el objetivo real del ahorro es tener un futuro estable y asegurado. Para ello se necesita disciplina y un propósito a largo plazo claro y alcanzable.
El ahorro es la mejor forma de proyectar su futuro financiero. Muchas veces se presta más atención al día a día sin considerar que tarde o temprano llegará el momento del retiro. Hay quienes consideran que pensionarse es un tema que solucionará el Gobierno, y se olvidan de plantear objetivos financieros propios para llegar al retiro con suficientes recursos y así mantener la calidad de vida acostumbrada.
La mejor forma de ahorrar es la que se encuentra ligada a la periodicidad del ingreso. En este sentido, el ahorro debe programarse de forma quincenal o mensual. Para lograrlo se necesitan dos factores: capacidad de visualizar el futuro y disciplina en el tiempo presente, es decir, tener una planeación financiera personal que fije un plan de ahorro o inversión para lograr objetivos específicos.
Adquirir una disciplina financiera y desarrollar hábitos de ahorro, mediante una buena asesoría, son claves en el logro de este objetivo. Además, permite tomar conciencia de las necesidades económicas y determinar la estrategia más adecuada para alcanzar las metas propuestas.
Para adquirir aquellos productos que se desean, como una casa o un carro nuevo, es necesario ahorrar. Cualquier persona puede llegar a esta conclusión, pero muchos olvidan que el ahorro no está dirigido a darse lujos, sino a tener un futuro asegurado.
El ahorro parece ser una especie de “misión imposible” porque suele asociarse con privación. Esta es una creencia lejana a la realidad, puesto que solo el ahorro permite la posibilidad de un futuro estable y asegurado.
Ahorrar de manera espontánea requiere disciplina, autocontrol y, sobre todo, un propósito a largo plazo claro y alcanzable.