Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Dian estima que con un impuesto a fortunas superiores a un millón de dólares se podría recaudar alrededor de 5.500 millones de dólares, lo que aumentaría el 8 % de los ingresos tributarios.
Para el año 2019, en Colombia había 27.000 contribuyentes con un patrimonio superior a un millón de dólares.
Llegó la hora de cobrarle un impuesto a los millonarios y milmillonarios de los países de América Latina, y con mayor razón en medio de una coyuntura donde el COVID-19 continúa golpeando las finanzas de los países y del recaudo tributario de cada uno de estos.
Este es el punto de vista expuesto por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica –Celag– en su informe ¿Cuánto podría recaudar el impuesto a las grandes fortunas en América Latina?, publicado el 1 de junio de 2020.
El informe indica que, en América Latina, sólo Argentina, Colombia y Uruguay mantienen tributos nacionales vigentes que gravan el patrimonio. El impuesto a los bienes personales de Argentina y el impuesto al patrimonio de Colombia y Uruguay son los que presentan los mayores niveles de recaudación.
Quienes ostentan las mayores riquezas concentran ingresos que rondan entre el 20 % y 25 % del PIB (25 % en Brasil, 22 % en México, 21 % en Chile, 21 % en Colombia y 20 % en Ecuador), por lo que existe una base tributaria sustancial, aunque de difícil detección, pero que podría ser abordada con un diseño tributario adecuado.
«Un impuesto que tenga por objetivo gravar las grandes fortunas puede tomar como base las características del tributo colombiano (mínimo no imponible en torno a USD 1,2 millones) y uruguayo (grava a personas físicas y jurídicas para evitar la elusión vía empresas fantasmas)», indica el informe.
En nuestro país, según el informe, la Dian estima que un impuesto teórico a las fortunas mayores de 1 millón de dólares podría recaudar alrededor de 5.500 millones de dólares (1,65 % del PIB), «tomando una alícuota de referencia de 2,5 %, este tributo implicaría un aumento del 8 % de los ingresos tributarios».
Según el Credit Suisse Research Institute, un patrimonio de alrededor de 1 millón de dólares (USD 936.430) es suficiente para pertenecer al top de mayores riquezas del mundo.
La misma entidad estima que América Latina cuenta con 673.000 personas en dicha condición, de las cuales 259.000 millonarios están en Brasil, 173.000 en México, y entre Chile, Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, Panamá y Bolivia acumulan 168.000 millonarios.
En Colombia, según el ranking anual de la revista Forbes para el año 2019, había 27.000 contribuyentes con un patrimonio superior a un millón de dólares.
De igual forma, la entidad estima que para este año habría 3 milmillonarios (billonarios, por su término en inglés), los cuales cuentan con un patrimonio de 13.700 millones de dólares.
La recaudación de un impuesto a las grandes fortunas, de más de un millón de dólares, en América Latina, con un gravamen del 2,5 %, podría generar un recaudo entre el 0,5 % y 1 % del PIB regional, entre 25.000 y 50.000 millones de dólares.
La recaudación potencial se estima entre 12.400 y 18.000 millones de dólares en Brasil, entre 2.400 y 4.700 millones en Argentina y entre 3.300 y 5.400 millones en Colombia.
La región tiene aproximadamente 673.000 contribuyentes en esta categoría de millonarios. De este total, 259.000 residen en Brasil, 173.000 en México, 64.000 en Chile y 30.000 en Argentina.
«El segmento ultrasuperior de contribuyentes, los milmillonarios identificados por Forbes, podrían aportar alrededor de USD 7.055 millones (USD 3.178 millones en Brasil, USD 2.575 millones en México, USD 525 millones en Chile, USD 343 millones en Colombia y USD 220 millones en Argentina)», publica el informe.
Desde el punto de vista del informe, el impuesto al patrimonio no muestra una posición destacada dentro de la región. Sólo Argentina, Uruguay y Colombia mantienen un tributo nacional orientado a gravar el patrimonio bruto o neto de las personas físicas.
El resto de los gravámenes, especialmente en el caso de Brasil, corresponden a los tributos estaduales y/o municipales que recaen sobre inmuebles automotores (incluyendo tenencia, transferencia y/o herencias).
«La experiencia internacional también ha mostrado dificultades a la hora de gravar el patrimonio: valuación de los activos, actualización de los mínimos no imponibles, sistemas de control y fiscalización. Teniendo en cuenta estos limitantes y su baja recaudación consecuente, los tributos al patrimonio fueron cayendo en desuso. En la década de los 90, doce países europeos gravaban el patrimonio, mientras que en la actualidad solo lo hacen seis».
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