Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

De lo mecánico a lo lógico-deductivo. De muchos planes de cuentas y un marco conceptual huérfano a un conjunto de normas basadas en principios (IFRS/NIIF) – Hernan A. Rodriguez G


Hernán RodríguezLa transición desde la dimensión “mecánica” de la contabilidad hacia la dimensión “lógica” de que habla Jorge Túa Pereda (Presidente de la Asociación Española de Profesores Universitarios de Contabilidad (ASEPUC), Miembro de la Comisión de Principios Contables de AECA), cuando comentó la reforma contable española, nos hace reflexionar lo que ocurre en nuestras dimensiones nacionales latinoamericanas.

Nuestra disciplina contable siempre estuvo acompañada por un afán de dominar procedimientos mecánicos antes que introducirse en la dimensión "lógica" de la que habla Tua. Esta segunda tiene hoy en día una dimensión muy notable en el ambiente internacional.

En los años 90 se cristalizaron muchos intentos por comenzar a utilizar esta dimensión "lógica" y se expidieron unas regulaciones legales donde se regaron una serie de palabras en intención de fundamentación conceptual. Pero después se contaminó el intento cuando se le adicionaron normatividades con formalidades sobre obligatoriedad y conservación de libros, manera de hacer los asientos, legalización, etc.).”.

Parece que el miedo a lo “lógico-deductivo” espantó a los legisladores de la época y los hizo llenarnos de planes de cuentas donde se llegó inclusive hasta el exceso de celo y se reguló las dinámicas de los débitos y créditos. Pero alto allí. No todo fue malo. Este empujón normativo de la disciplina contable terminó de educarnos en teneduría de libros.

Definitivamente la profesión fue conducida hacia la gestión de libros, nos saltamos la preparación de estados financieros, menospreciamos la auditoría externa por ser solo “auditoria de estados financieros” y nos ubicamos en la figura compleja y desbordante de la fiscalidad de la gestión con el monitoreo al cumplimiento legal dentro de las sociedades con un nombre raro: revisoría fiscal. Figura esta que no supimos aprovechar. Se multiplicó la regulación que prescribía asientos contables y que posicionaba los libros contables y el registro de transacciones donde tenían que estar los estados financieros, el reconocimiento, la medición y la revelación. La contabilidad no se le trató como estándares técnicos sino como normas legales. Toda la contabilidad se estandarizó por ley. La contabilidad se convirtió en un brazo del derecho.

Al marco conceptual se le cambió de nombre, y en vez de ser para la “preparación de la información financiera” se le denominó “marco conceptual de la contabilidad” y se le destinó a una función espuria, servir de base para expedición de normas técnicas específicas.

Hoy en día cuando en el nivel internacional como dice Tua, “lo importante son los Criterios de Valoración y el Marco Conceptual” y cuando es hora de empezar a “preocuparnos por las necesidades de los usuarios de la información que elabora la Contabilidad”, cuando nos acosa el "paradigma de utilidad" alimentado por reguladores internacionales (IASB y FASB), tenemos problemas de identificación con nuestro perfil de contadores.

Ahora que se nos está dando la oportunidad de hablar de relevancia y de fiabilidad sin tener que recitar párrafos áridos e inconexos, se justifica el rechazo ya que no tenemos una profesión de contadores públicos bien formados para contratos de aseguramiento sino una profesión de contadores expertos en las “actividades relacionadas con ciencia contable en general” (y oficios conexos) y en revisoría fiscal. Reforzados estos con académicos de alto vuelo.

Es obvio que las “Normas Internacionales tienen una complejidad y un nivel técnico al que no estábamos acostumbrados” dice Tua , pero también es cierto que nuestras empresas son “empresas con una actividad predominantemente económica, que cumpla las funciones clásicas y primarias de invertir en inmovilizado de explotación, de comprar materias primas y otros aprovisionamientos, de fabricar y de vender sus productos terminados, creo que no tendrán excesivas dificultades en afrontar la reforma, puesto que tales operaciones no son objeto de cambios importantes en su tratamiento contable.”(Tua)

Pero, hablando de la transición hacia IFRS(NIIF), “sin embargo, la complejidad de los cambios se hace más patente cuanto más nos alejamos de ese núcleo básico de operaciones, adentrándonos así en operaciones financieras más complejas” (Tua).

Autor:
CP. Hernán A. Rodríguez G.
globaliconta.blogspot.com
Email:herodri@gmail.com

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