Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Debemos enseñar a trabajar con lo que se tiene


Todos los profesionales nos damos cuenta de que una cosa es lo previsto, lo deseado, lo teórico y otra es la realidad de las cosas.

Para nosotros los académicos es fácil señalar que la educación cuesta porque solo así es de calidad, pero hay muchos que no tienen acceso a ella, ni considerando todos los préstamos y ayudas que ofrecemos entre todos. ¿Qué se debe hacer? Algunos actúan como si nada más fuera posible. Otros están ofreciendo programas de menores costos, que siguen generando riqueza a los controlantes de las instituciones, pero que ciertamente no tienen la misma calidad. Claro que hay unos soberbios muy costosos que tampoco brindan formación de alto nivel. En lugar de tener cualidades a la luz del día, nos posicionamos mediante mera retórica.

Así es en las demás esferas de la vida en comunidad. Hay mejor atención en salud para los que tienen más recursos. La justicia sigue siendo para los de ruana. La infraestructura urbana es muy deficiente en los barrios pobres. El acceso a los alimentos es más variado y de mejor factura en los barrios ricos. Etcétera.

Muchos contadores llegan a las pequeñas empresas y microempresas con el sueño de que se organicen como si fueran medianas o grandes. Aspiran a computarizar el sistema de información, formalizar el control interno, tener auditores profesionales internos y buenas revisorías fiscales. Escriben miles de páginas exigiendo que toda clase de normas se cumpla. Todo esto genera un rechazo de los empresarios, que actúan con gran apatía. Los profesionales de la contabilidad se desesperan y hablan mal de los administradores, cuando en verdad son ellos los que no han sabido recetar lo necesario.

El conocimiento de la economía, de los mercados, de los sectores, de las empresas, sus formas de pensar y de proceder son indispensables para partir de la realidad y no para establecer qué falta para tener lo que tienen otros que son distintos.

Por ejemplo, nosotros tenemos muy pocas empresas de interés público, públicas (inscritas en bolsa) o del sector financiero. No podemos aspirar a que los modelos apropiados para estas sean practicados por todo nuestro empresariado.

El juicio de un profesional, resultado de sus criterios, debe corresponder a las realidades sociales. ¿Hay que dejar morir a una mujer porque no hay una sala de partos? ¿Hay que rechazar al que no tiene transporte? ¿Debemos eliminar a los que no hablan, leen y escriben otro idioma?

Debemos enseñar a trabajar con lo que se tiene. Además, hay que saber echar mano de todas las formas de economía solidaria, colaborativa, que permitan unir los esfuerzos de muchos para alcanzar lo que de otra forma no se puede disfrutar.

En el otro extremo hay que impedir el facilismo y la subestimación de la contabilidad de quienes teniendo recursos no quieren aprovechar el sistema para dirigir sus negocios. No es cuestión de mera conveniencia o arbitrio, sino de ciencia.

Hernando Bermúdez Gómez
Editor de Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 5824, mayo 10 de 2021

 


 

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones de “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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