El próximo viernes 1° de marzo celebramos el Día del Contador, y continuamos esta semana publicando breves entrevistas con profesionales destacados en el gremio, donde conoceremos sus puntos de vista, opiniones, elogios y críticas a la profesión. Compartimos la opinión del Dr. Horacio Ayala.
El Dr. Horacio Ayala desde 1967 se ha dedicado a la tributación y a los temas contables, principalmente como consultor privado en el sector público. También se ha desempeñado como asesor externo del Ministerio de Hacienda, fue Director de Impuestos de Touche Ross International, hoy Deloitte & Touche, y Consultor del BID y del Banco Mundial. Además, fue director de la DIAN.
Como en todas las actividades y en todas las profesiones, encontramos una amplia variedad de ejemplos y actuaciones que van desde lo excelente hasta lo lamentable; pero en términos generales creo que el desempeño de los contadores públicos ha tenido algún avance.
Creo que está valorada de acuerdo con su comportamiento. Debería estar mejor valorada si nos atenemos al tiempo transcurrido desde que se convirtió en profesión y a la madurez que debía haber alcanzado. Pero la proliferación masificada de profesionales autorizados para dar fe pública y los notarios y no poco frecuentes hechos donde han estado ausentes los contadores, no permiten aspirar a una valoración mejor.
No se puede generalizar, pero pienso que deberían ser más protagónicos, dado el papel y la responsabilidad que tienen dentro de las empresas.
Pienso que existe un gran interés y mucha preocupación por parte de los profesionales, pero la falta de acción decidida de los gobiernos, para optar por soluciones concretas ha confundido y en cierta forma desalentado a los profesionales.
Son destacables las medidas para corregir algunos de los defectos que tiene el sistema tributario, incluso muy antiguos. Entre ellas, las destinadas a controlar las reorganizaciones de sociedades, los aportes en especie, el crédito mercantil, el defectuoso y discrecional mecanismo de estabilidad jurídica y las distribuciones de utilidades.
En la parte sustantiva destaco la intención de reducir los elevados impuestos a la nómina y favorecer a las empresas que ocupan más mano de obra. La incorporación de los establecimientos permanentes era una necesidad urgente. También es positiva la reducción del número de tarifas del IVA, aunque podría disminuirse su efecto con la creación de tres nuevas tarifas de impuesto al consumo.
Dentro de las normas sustantivas, no estoy de acuerdo con la forma como se sesgó la tributación a cargo de los profesionales independientes y se creó una tarifa regresiva para las ganancias ocasionales de toda monta.
Dentro de lo que faltó, pienso que no se ha hecho un esfuerzo suficiente para darle progresividad al impuesto sobre la renta, mediante el gravamen a las utilidades. Detrás de cada sociedad existen unos dueños, de manera que no se puede pensar que sólo se consigue la igualdad en la tributación de las personas, con tarifas progresivas, sólo a través de las rentas de trabajo.
La tributación es un instrumento ideal para reducir la desigualdad, que en Colombia llega a niveles vergonzosos, pero no se ha tomado la decisión firme de utilizarlo en esa dirección.
Muchas felicidades a todos, que sigan luchando y que no se conformen hasta conseguir que la contaduría pública ocupe el lugar que le corresponde en el concierto nacional, porque eso no llegará por decreto ni haciendo politiquería.
Lo bueno, la calidad humana de la mayoría de los profesionales. Lo malo, que no estén aglutinados formando una sola fuerza para luchar por la profesión. Lo feo, que no aparezcan los contadores en los momentos cruciales, como cuando se ha defraudado a los ahorradores y a los incautos que creen en las entidades de control y en los revisores fiscales.