Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Dignificar la Contaduría Pública y la disciplina contable exige mostrar el rostro – Carlos Mario Ospina Zapata


Algunas líneas con ocasión del comunicado publicado por el portal admin.actualicese.co  intitulado:  Anulado nombramiento de Mauricio Gómez como Subcontador General de la Nación – Contadores Preocupados.

Los contadores públicos abajo firmantes decidimos hacer ejercicio público de la razón para señalar algunas situaciones que deben convocar la reflexión de quienes integramos la profesión contable en Colombia.

1) sería importante saber quiénes son los contadores públicos que se agrupan en “contadorespúblicospreocupados”, puesto que realmente este tipo de seudónimos no dice nada ni enriquece la transparencia académica que requiere el desarrollo del saber contable y de la Contaduría Pública.

2) Desestimamos las acusaciones que implícita y explícitamente se hacen del profesional, contador público, profesor e investigador Mauricio Gómez Villegas. Nuestro profundo conocimiento de sus calidades profesionales y sus cualidades personales, nos permiten señalar que cualquier acusación de falta de idoneidad en su ejercicio como Subcontador General de Investigación de la Contaduría General de la Nación, se queda sin fundamento, si inventariamos los aportes que, con su disciplina desmedida y compromiso con el saber y la profesión contable, ha llevado a cabo. Ya la Contadora General de la nación en comunicación publicada en este portal, da cuenta del importante rol desempeñado por el colega Mauricio Gómez en su estadía en tal institución. Otro tanto podríamos hacer respecto de su desempeño en otros importantes cargos que ha ocupado. No nos alargamos aquí pues resulta perogrullesco insistir en este particular.

3) Invitamos a que, quienes elaboran el documento, promuevan una discusión seria y pulcra sobre lo que debe entenderse por experiencia profesional. La separación de lo académico y de la praxis investigativa de la práctica profesional, es un asunto que requiere de reflexiones y propuestas que dignifiquen el ejercicio del saber contable y de la Contaduría Pública. Las dinámicas organizacionales e institucionales solicitan miradas sistémicas e integrales con respecto de los diferentes modos de intervención que se pueden desarrollar por parte del Contador Público. En principio sería importante discutir cómo y desde dónde los Contadores Públicos pueden sistematizar sus experiencias y cuál es el grado de objetividad que se puede otorgar a sus acciones, máxime desde el reconocimiento de que lo propio de la organización es la tensión entre los inversionistas, la gerencia y la eticidad que precede los procesos de medición, revelación y control de los resultados económicos, financieros y sociales de la organización empresarial y la institución pública.

Toda actuación que desarrolle el contador público que tenga relación directa con su disciplina y profesión debe considerarse como “ejercicio profesional”, y dicho ejercicio vincula las actividades relacionadas con la contabilidad para fines externos (contabilidad financiera, dictámenes, certificaciones), actividades de control, contabilidad para fines internos (contabilidad de gestión, sistemas alternos de medición e información contable), contabilidad tributaria, docencia universitaria, investigación básica y aplicada, más otros muchos desempeños en áreas que están relacionados con el gobierno financiero y la toma de decisiones empresarial.

Como puede advertirse, el tema de la experiencia profesional, so pena de estar regulado, no puede considerarse como una discusión acabada.  Las regulaciones no son estáticas y menos objetivas, por tanto, el tema debe ser objeto de discusión razonada con el fin de mejorar las posibilidades de quienes piensan y practican la Contabilidad con la pretensión de plantearle soluciones concretas a la sociedad. Creemos que la comunidad contable no puede ser cómplice del señalamiento a la academia como un lugar infértil para entender la realidad contable. En otros campos del conocimiento sería motivo de vergüenza que sus profesionales se atrevan a decir que la docencia y la investigación son sitiales inocuos para entender, comprender, y por lo tanto intervenir, las organizaciones públicas y privadas en los más diversos problemas decisionales. La docencia y la investigación son actividades igual de importantes a la aplicación técnica de la contabilidad. La investigación y la publicación de sus resultados, entrega pistas importantes sobre nuevas metodologías, innovaciones tecnológicas y criterios conceptuales para mejorar nuestras intervenciones en las organizaciones.

4) Advertimos que este señalamiento de “izquierdas y nacionalismos” expuesto en el comunicado casi siempre sale al ruedo cuando quienes lo expresan suponen que su posición es neutral o apolítica. En ello se advierte más el interés por el macartismo que por un diálogo juicioso. Nadie desconoce que algunas empresas colombianas desde hace muchos años han aplicado las normas internacionales. Sin embargo, eso lo han hecho porque sus propietarios lo requieren para fines demasiados particulares que caracterizan sus negocios. Resulta obvio que la normativa internacional permite comparabilidad y uniformidad en el diseño y revelación de información. Pero estos dos atributos no son los únicos que deben disponerse para la observancia de mejores sentidos y prácticas de lo contable. Es apenas evidente y justo que Colombia evalúe y pondere las consecuencias socio-económicas que puedan derivarse de la aplicación de las normas internacionales de información financiera. Creemos que en Colombia el debate sobre la adopción, adaptación o ajuste, está abierto y requiere interacción dialógica para que los futuros Contadores Públicos puedan comprender la dinámica académica que vela porque la Contabilidad cuide y defienda los procesos culturales y empresariales que responden a nuestra idiosincrasia. Aquí no hay que llamarse a engaños: todavía nos queda mucho por aprender en este campo en su dimensión tecnológica y técnica. Sólo el debate argumental, con criterios científicos, tecnológicos y técnicos puede zanjar la discusión sobre los procesos de convergencia contable en Colombia.

5) Nos quedan algunas inquietudes respecto del fallo en derecho del honorable Consejo de Estado, y queremos, muy respetuosamente, compartirlas con la comunidad que lee este texto. Es prioritario que revisemos con cuidado la normativa que en materia de experiencia profesional aplica a la profesión contable. Creemos que el sentido que gravita en torno a la exigencia de la tarjeta profesional tiene que ver con las actividades del contador público que involucran el dar “fe pública”. Cuando están en juego asuntos en los que la sociedad debe “confiar” en cierta información que le es entregada para diversos menesteres, es apenas obvio que quien la profiere ha de tener las calidades legales para proferirla, y en ese sentido, el recurso de la tarjeta profesional resulta un requisito apenas obvio dado el grado de responsabilidad allí convocado. Pero, y desprendido del punto 3 de esta comunicación, no es evidente que sólo pueda entenderse como experiencia profesional la obtenida después de acceder a la tarjeta profesional, además porque hay ejercicios de la profesión contable que no la requieren. Ejemplo de ello es que las actividades que no implican la certificación y dictamen del contador público pueden ser ejercidas sin nunca siquiera exponer la tarjeta profesional. El diseño de un sistema de información para fines internos de la organización no exige una tarjeta profesional, gerenciar un área administrativa de una empresa no requiere de una tarjeta profesional, investigar o ejercer la docencia en muchas de nuestras universidades tampoco lo requiere. Entonces es muy probable que hayan contadores públicos que no viéndose obligados a necesitar su tarjeta profesional, por cuanto sus actividades no estaban relacionadas con el dar “fe pública”, hayan acumulado experiencia en los campos señalados y que por ser anterior a la expedición de la tarjeta profesional, pierda validez para aspirar a ciertos a cargos. Esto nos parece que atenta contra la esencia de lo que es el tener experiencia profesional, que reiteramos, en el caso de la profesión contable, no es sólo lo relacionado con la contabilidad para fines externos.

Creemos que el ser profesional está certificado por la universidad que le dice a la sociedad que un sujeto cumple esa condición. Creemos que para efectos de dar “fe pública” el recurso de la necesidad de la tarjeta profesional es apenas normal. Pero creemos que dado que el sistema de obtención de la tarjeta profesional es en nuestro caso extra – curricular (por ejemplo en la profesión del derecho se entrega la tarjeta profesional con el requisito del grado dado que el estudiante en su pensum cursó consultorio jurídico o hizo la judicatura), pueden presentarse ejercicios profesionales entre el grado y la obtención de la tarjeta que bien valen como experiencia. Las organizaciones que requieren los servicios profesionales de los contadores públicos deberán evaluar con mucho detalle los requisitos necesarios para incorporar talento humano, porque lo que se desprende de la aplicación exegética de la actual regulación, es la atención a criterios de forma y no esenciales, asunto que resulta paradójico con nuestro ejercicio profesional pues uno de los principios que nos guía en el reconocimiento de hechos económicos es la esencia sobre la forma.

5) Creemos que la discusión que exige de la razón pública y el juicio crítico nos permite cumplir con los valores que hacen parte de nuestra ética profesional. Invitamos a todos los colegas a hablar de frente y de forma transparente sobre la profesión y el saber contable. Cuando escribimos éstas líneas no queremos expresar que sabemos y que defenderemos acérrimamente nuestro punto de vista. Queremos mostrarnos, que sepan quienes somos, para que así, la verdad y los puntos de vista tengan un nombre. Dar la cara públicamente por lo que se dice y se argumenta, enriquece y dignifica a los contradictores. Incriminar sin dar la cara hace parte de los totalitaristas que creen en que su verdad es la verdad absoluta. Escribimos porque no queremos ser cómplices desde la trinchera cómoda de la indiferencia, dejando que la acción violenta e irrespetuosa cunda en nuestra comunidad. Nos interesa mucho construir intersubjetivamente desde la pluralidad en los argumentos pero siempre con el gesto amigo.

Cariñosamente.

C.P. Carlos Mario Ospina Zapata

C.P. William Rojas Rojas

C.P. Jhonny Steven Grajales Quintero

C.P. Hernán Carlos Bustamante García

C.P. Claudia Barrios Álvarez

C.P. Gregorio Giraldo Garcés.

C.P. Edilgardo Loaiza Betancur

C.P. John Jairo Cuevas Mejía

C.P. Astrid Cecilia Acevedo Hoyos

Email: noencuentroninguno@gmail.com

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