Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Distribución de acciones en especie y efectivo según el Estándar Internacional


Distribución de acciones en especie y efectivo según el Estándar Internacional
Actualizado: 17 junio, 2016 (hace 8 años)

Al cierre de cada ciclo contable las entidades preparan estados de situación financiera y evalúan su desempeño; una vez establecidos los excedentes del ejercicio se toman decisiones al respecto, determinando si se capitalizan los resultados y se distribuyen en acciones, en especie o en efectivo; en este editorial recordamos en qué consiste el ajuste.

“el Estándar Internacional para Pymes no se ocupa de este tema; por tal motivo, para revisarlo se debe hacer una remisión al Estándar Internacional Pleno, que en su interpretación CINIIF 17”

En primera instancia es necesario aclarar que el Estándar Internacional para Pymes no se ocupa de este tema; por tal motivo, para revisarlo se debe hacer una remisión al Estándar Internacional Pleno, que en su interpretación CINIIF 17 establece cómo reconocer este tipo de transacciones y cómo impactan los estados financieros.

La interpretación en mención aclara las indicaciones del estándar al recordar que si una entidad tiene excedentes o resultados acumulados, por ejemplo por $100 millones, aún no puede decirse que tiene un pasivo de dividendos por distribuir, pues antes de tal paso es fundamental que la asamblea de socios y accionistas evalúe el proyecto de distribución de dividendos y lo apruebe. En caso de que se decida por ejemplo repartir el 50%, esos $50 millones se convierten solamente en ese momento en un pasivo de dividendos por distribuir.

Ahora bien, en el mismo proyecto de distribución la entidad deberá determinar cómo va a pagar los dividendos; supongamos que decide hacerlo con un reporte de $10 millones mensuales entre julio y noviembre. El día que se decreten los dividendos en la asamblea, la entidad reconocerá contablemente una disminución en las ganancias retenidas por $50 millones y los convertirá en un pasivo de dividendos por distribuir; posteriormente, cada vez que se efectúe un pago, se podrá disminuir el pasivo del que hemos hablado.

Entrega de activos a cambio de utilidades

Cuando la entidad decide distribuir dividendos en especie, siguiendo el caso anterior de los $100 millones disponibles en ganancias retenidas y se determina distribuir $50 millones, pero para tal fin se planea entregar una oficina recibida en dación de pago a fin de subsanar el compromiso con los accionistas, el Estándar Internacional plantea que los dividendos se miden al valor razonable del activo que se va a entregar. Por lo anterior, si la oficina tiene un valor razonable de $50 millones la operación será sencilla y se reconocerá la cuenta del pasivo –dividendos por distribuir– por ese valor.

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Puede pasar que el valor en libros sea inferior, por ejemplo $30 millones, pero la entidad reconocerá dividendos por distribuir por el valor razonable que son $50 millones; esta situación genera que al entregar el inmueble se dé baja al activo por $30 millones versus un pasivo de $50 millones. Dicha diferencia entre el valor en libros del inmueble y el valor razonable del mismo medido para efectos de distribución de utilidades, debe reconocerse con impacto en el estado de resultados, generándole a la compañía un ingreso.

Este tratamiento es muy similar a lo que ocurriría si la entidad hubiera vendido dicha oficina, pues en ese negocio habría obtenido una ganancia. Entregar el bien como parte de pago de los dividendos también genera utilidad en el estado de resultados.

En síntesis, las distribuciones en dinero no tienen mayor dificultad y siguen trabajándose como siempre se ha hecho; pero si el pago es en especie, necesariamente habrá un ajuste que puede ser positivo o negativo con impacto en el estado de resultados, originado por la diferencia entre el valor en libros y el valor razonable del bien transado.

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