Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Las vicisitudes afrontadas en el año 2020 permitieron que las organizaciones empresariales no solo se reinventaran sino que entendieran que los cambios no dan espera. Las perspectivas en los sectores económicos se vieron afectadas; estragos y daños colaterales aún se sienten. Los pronósticos de crecimiento no se han hecho esperar; sin embargo, con la segunda ola o rebrote del virus, como lo llaman los expertos, es necesario ser prudentes al momento de establecer cifras e indicadores.
El pesimismo económico no puede reinar. Se espera que, con la llegada de las vacunas al país en los primeros meses de este nuevo año, los niveles de contagio disminuyan, además se debe seguir manteniendo el autocuidado, sin descuidar la red hospitalaria y sus falencias en la promoción y prevención.
Evitar que más empresas cierren sus puertas, proteger el empleo, generar acceso a líneas de crédito con períodos de gracia considerables y tasas de interés moderadas tienen que constituirse en fines esenciales de las políticas públicas establecidas por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público. La recuperación económica será producto de esfuerzos mancomunados entre los empresarios y el Gobierno.
El tejido empresarial, especialmente el constituido por las micro, pequeñas y medianas empresas, que jalona alrededor del 67 % del empleo en el país, se ha visto en serios aprietos para continuar con el curso normal de sus operaciones. Es cierto que los programas para pagos de sueldos y primas han sido acertados, pero es necesario que un mayor número de empresas puedan acceder a las subvenciones.
No se puede desconocer el peso del componente fiscal dentro del modelo económico colombiano, por ello el régimen tributario tiene que ser actualizado. La próxima reforma tributaria debe ser estructural, no quedarse corta en impuestos, bases gravables y tarifas. Los beneficios excesivos a personas jurídicas y naturales poco han contribuido a la generación de empleo formal.
En cuanto a las excepciones fiscales vigentes, se está a la espera del informe de la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios que viene evaluando los tratamientos del sistema tributario colombiano. Aumentar el recaudo de impuestos debe ser sinónimo de equidad, con mayores controles que permitan hacerle frente a la evasión, logrando aumentar el universo de contribuyentes declarantes.
Por otro lado, las limitaciones económicas e inconvenientes contractuales no han permitido la conclusión de proyectos con alto impacto, entre ellos, la ampliación de carreteras y corredores viales en varios departamentos del país, los cuales pueden reducir las distancias y generar efectos de disminución de costos en el transporte de pasajeros y mercancías.
Servicios públicos, vías terrestres, férreas y marítimas en óptimas condiciones y la facilidad en la realización de trámites permitirían ir recuperando la confianza de los empresarios, y se convierten en fundamentales a la hora de la creación y llegada de nuevas empresas.
Debemos avanzar y mejorar para volvernos más competitivos con crecimiento y desarrollo, y fortalecer las inversiones en los diferentes sectores sociales con criterios técnicos, subsanando las falencias en las asignaciones presupuestales para garantizar su total ejecución.
El engranaje de los sectores productivos con la eficiencia y eficacia por parte del Estado, modernización, transformaciones, ajustes y esfuerzos permitirían mitigar riesgos y encarar desafíos logrando un equilibrio económico y social.
Mientras el fin de la pandemia no llegue estaremos conviviendo y adaptándonos a nuevas costumbres, estilos y medios en los que la economía y la salud se tienen que preservar y no ser pensadas por separado.
CP. Roberto Carlos Torres Aguas.
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Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
