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El alto costo fiscal de un salario para desempleados y demás subsidios para mejorar el mercado laboral


El alto costo fiscal de un salario para desempleados y demás subsidios para mejorar el mercado laboral
Actualizado: 27 junio, 2022 (hace 2 años)

El presidente electo Gustavo Petro, pensando en el mercado laboral, ha propuesto un salario para desempleados y otros grupos que no puedan trabajar en el sector privado.

Los subsidios a la contratación se utilizan ante crisis como la pandemia o para poblaciones vulnerables, no de forma permanente.

Paola Ríos, economista, magíster en Economía de Tilburg University, docente de la Universidad Externado de Colombia, evalúa algunas de las propuestas encaminadas a mejorar el mercado laboral del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro. En su análisis Mercado laboral: propuestas incumplibles vs. ausencia de propuestas afirma que:

Tiene propuestas definidas, pero su realización implicaría un esfuerzo fiscal tan considerable que resultan imposibles; estas propuestas además podrían aumentar la inflación y de este modo afectar el bienestar de los trabajadores.

La ecuación del salario para los desempleados del mercado laboral

Petro propone un salario para los desempleados y otros grupos que quieran y no puedan trabajar en el sector privado: es el Estado como empleador de última instancia.

“el Estado garantizaría un salario y prestaciones sociales para los 2,3 millones de desempleados actuales”

Lo anterior quiere decir que el Estado garantizaría un salario y prestaciones sociales para los 2,3 millones de desempleados actuales y además para una parte de los casi 12 millones de trabajadores informales que aspirasen a un empleo en el sector privado.

El costo fiscal de un programa semejante sería enorme. Según el tablero de control para el seguimiento de los aportes al sistema de la seguridad social de la UGPP, la actual planta del sector público llega a 1,6 millones de personas, sin incluir contratistas. Añadir un mínimo de 2,3 millones de trabajadores a esta implicaría casi duplicar los gastos de funcionamiento del Estado.

La mayoría de los países tienen seguros de desempleo. Los sistemas varían en cuanto a la duración de la ayuda, el porcentaje del salario cubierto, el requisito de asistir a cursos o programas para conseguir empleo y el aporte o no aporte que deban hacer los trabajadores mientras estén empleados.

Sistemas tan generosos como el que el nuevo presidente de los colombianos propone se han aplicado en otras partes del mundo, pero son de carácter temporal y se utilizan solo en momentos de crisis, como la que causó la pandemia. Estos programas además se focalizan con mucho cuidado.

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Aunque la protección al desempleado en Colombia esté lejos de ser eficiente, pensar que van a conseguirse los recursos para este tipo de programas es debatible, así como lo serían sus efectos para la economía colombiana.

El único experimento de este tipo se hizo en Finlandia y cubrió solamente a los desempleados. Este experimento, con participación de dos mil personas, se tradujo en aumentos en el empleo y el bienestar de los participantes.

Pero las diferencias entre la economía y el mercado de trabajo de Finlandia y los de Colombia son abismales. El resultado probable entre nosotros sería muy distinto, debido a factores como: capacidad fiscal, tasa de desempleo, tamaño de la economía informal, desarrollo empresarial, estándares de vida, provisión de bienes públicos.

Un gran número de subsidios que significarían un esfuerzo fiscal de grandes dimensiones

Como si hiciera falta, afirma Ríos, la propuesta de Petro añade subsidios a la contratación de trabajadores, al consumo de servicios públicos, crédito subsidiado para los agricultores y los pequeños o medianos emprendedores, matrículas gratuitas para los estudiantes, subsidios para las mujeres que retribuyan su trabajo de cuidado, etc.

«Todos estos programas exigirían un esfuerzo fiscal de grandes dimensiones». Generalmente, los subsidios a la contratación o los programas de empleo directo por parte del Estado se utilizan ante crisis como la que vivimos durante la pandemia, o para poblaciones altamente vulnerables que por eso no pueden vincularse al mercado de trabajo:

Uno o varios programas permanentes y dirigidos a millones de personas desbordarían las posibilidades financieras del Estado en cualquier lugar del mundo. Es más, no hay evidencia suficiente para decir que el programa tendría efectos positivos, sostenibles y potenciadores del desarrollo.

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