Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
El panorama laboral para los jóvenes colombianos no pinta bien. Con la crisis económica mundial la situación empeoró más ya que la tasa de desempleo juvenil entre 2008-2009 pasó de 20.9% a 21.7%, porcentaje que casi duplica el 11.9% correspondiente a la tasa de desempleo para el total de la población durante el trimestre Marzo-Mayo de 2009.
En el año 2007, uno de los años más productivos a nivel nacional donde el PIB marcó un 7.5%, el mercado laboral tampoco permitió que los jóvenes ejercieran su derecho al trabajo. Aquí la tasa de desempleo juvenil se ubicó en 20.3%, 10 puntos por encima de la tasa de la población total nacional. Por parte de las mujeres, la tasa de desempleo llegó al 26.3%.
Según el Ministerio de la Protección Social, el 87% de los jóvenes trabajadores se encuentran por fuera del sistema de seguridad social en salud, pensiones y riesgos profesionales, y no tiene un contrato laboral formal. Lo anterior coincide con un aumento continuo del porcentaje de jóvenes que trabajan por cuenta propia, que pasó del 24,7% en el 2007 al 31,09% durante el 2008.
El 75% de estos casos, el trabajo por cuenta propia se da bajo relaciones informales, sin acceso a la seguridad social. No tienen un ingreso económico mínimo para enfrentar momentos de bajos ingresos.
La legislación laboral colombiana impide a miles de jóvenes gozar de derechos de asociación y libertad sindical contemplados en el Convenio 87 de la OIT, ya que el Código Sustantivo del Trabajo no considera como trabajadores a los miles de jóvenes aprendices del Sena, ni a los afiliados a cooperativas de trabajo asociado.
Según información publicada en Portafolio en Agosto, 606.000 personas salieron de su casa a buscar trabajo. Según el Dane, se redujo la población inactiva frente al mismo mes del año pasado. Los que lo lograron, hacen parte de los 926.000 empleados respecto al año pasado, mientras los otros se quedaron como desempleados y sumaron un total de 2’428.000.
Además de las amas de casa y los estudiantes, el Dane clasifica como inactivos a las personas incapacitadas permanentemente para trabajar, a los rentistas, pensionados o jubilados y a aquellas a las que no les llama la atención o creen que no vale la pena trabajar.
En las 13 capitales examinadas, los ocupados aumentaron en 114.000; los 812.000 restantes en el resto del país, pero el incremento de los desempleados, 241.000 en total, se concentró en un 87,5% en las 13 áreas metropolitanas. Sin descartar que de las 606.000 personas que dejaron de ser inactivas algunas hayan logrado un buen enganche laboral.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha subrayado la necesidad de tomar medidas para apoyar a los jóvenes y las mujeres. «El crecimiento y el desarrollo económicos podrían ser mucho mayores si se diera la oportunidad a las personas de tener un trabajo decente a través de inversiones productivas y políticas activas dirigidas al mercado de trabajo», afirma el organismo.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal), por su parte, advirtió que la crisis financiera podría agravar los factores que aceleran la violencia juvenil en la región en la medida que provoque un incremento del desempleo. El factor que más afecta a los jóvenes es la pobreza, en tanto que el mayor problema percibido por los varones es el desempleo y por las jóvenes, la violencia intrafamiliar.
Según un análisis elaborado por colectivodeabogados.org, el Gobierno ha puesto sus ojos en el programa de Aprendices del Sena, el Fondo Emprender y el Programa Jóvenes en Acción. De igual manera, ha propuesto un esquema de retención escolar mediante la formación de 250.000 jóvenes desempleados en el Sena.
Sin embargo, el desempleo juvenil hace que la estrategia no sea muy buena. Es necesario contar con un programa integral, que considere tanto la demanda de empleo juvenil como la oferta. En cuanto a la demanda, un factor alarmante es la escasa cobertura de los programas mencionados. Por ejemplo, según la evaluación del programa Jóvenes en Acción contratada por el DNP en 2008, la población objeto de este programa eran jóvenes de 7 áreas metropolitanas del país de niveles de Sisben 1 y 2, que suman 440.206 personas. Sin embargo, hasta la cuarta convocatoria del programa sólo se había formado un 18.5% de esa población; cerca de 81.623 jóvenes.
Lo más grave, quizás, es que el impacto de los programas de capacitación en la empleabilidad es bastante precario. En el caso de Jóvenes en Acción, la evaluación informa que tras la vinculación a este programa el aumento de la empleabilidad apenas alcanzó un 28% para las mujeres y 9% para los hombres.
– En Colombia la situación de la población joven es dramática: en el trimestre Marzo-Mayo de este año 4 de cada 10 nuevos desempleados eran jóvenes
– El total de jóvenes desempleados suman 1´162.284, que representan el 47% de los 2.487.610 desocupados colombianos.
– Según estudio del Ministerio de la Protección Social, el desempleo es mayor en jóvenes de escasos recursos con el 28,9% en 2006, en contraste con el 18,1% correspondiente a los jóvenes más ricos del país.
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