Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

El gran problema de la humanidad no está en la pobreza, sino en la inequidad


Una de las bandas más importantes de música alternativa/electrónica es Massive Attack, con su particular visión de arte y estética (se dice que uno de sus miembros es el mismísimo Bansky), siendo Eutopia (en relación a la “Utopía”, de Tomás Moro) su más reciente lanzamiento. En este ha presentado tres sencillos sobre los que consideran los principales temas del escenario casi apocalíptico de la humanidad: el cambio climático, la necesidad de crear una renta mínima universal y, cómo no, los impuestos.

Sobre este último tema, la banda cuenta con la colaboración del profesor Gabriel Zucman, quien en su trabajo en UC-Berkeley ha anotado que alrededor del 20 % de los impuestos corporativos de los países se pierden gracias a la “extracción” (algo más radical que la clásica “elevación” –shifting–) de riqueza para dirigirla a jurisdicciones de menor tributación.

Para EE. UU. es un asunto material, especialmente porque el 60 % de la riqueza de sus compañías no está en el país, sino en otras jurisdicciones (y, por ende, tributando –o no– allá). Así, se presenta un “déficit fiscal”, en el sentido en que lo que realmente pagan de impuestos es mucho menos de lo que deberían pagar sin movimientos artificiales de jurisdicciones. ¿Cómo se soluciona esto? Con la aplicación de un tributo que no considere el lugar de ventas, sino el de compras, como ya ha sido abordado por la OCDE al tratar la economía digital en el marco de la Acción BEPS1.

Por otra parte, considera el profesor Zucman la necesidad de crear un impuesto a la riqueza (wealth tax), como herramienta para reducir los índices de inequidad, que cada vez sobrepasan sus límites.

En su opinión, el gran problema de la humanidad no está en la pobreza, sino en la inequidad, y por ello las clásicas fórmulas de recaudo por poder fiscal y su consecuente gasto público para repartir recursos, generar empleo y reducir la pobreza están mandadas a recoger.

En cambio, como también indica Thomas Piketty, lo que hay que aspirar es a reducir la abismal distancia entre ricos y pobres. Este tributo (que fue considerado en la campaña presidencial de Elizabeth Warren por el Partido Demócrata y, evidentemente, no ha sido considerado por la administración Trump) iría dirigido a quienes han acumulado riqueza, aún si sus ingresos son menores.

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Un ejemplo de tantos es el de Warren Buffet, quien cuenta con una riqueza de más de 80 billones de dólares, pero técnicamente hablando sus ingresos son de 100.000 dólares al año, y es esta última cifra la que configura su base gravable de renta.  Con este tributo, todo aquel que posea más de 50 millones de dólares en EE. UU. (incluyendo patrimonio familiar) debería pagarlo a tarifa de 2 %, con un 1 % adicional para quien posea más de un billón de dólares.

Estas consideraciones son universales, aunque haya países, como Colombia, en los que los índices de inequidad seguramente continuarán aumentando (por lo menos, en el corto y mediano plazo), y la implementación de medidas radicales para abordar este problema (como el mismo hecho de debatirlo profundamente) se ve, precisamente, como una utopía.

Donny Donosso Leal
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 5186, julio 20 de 2020.

Donny Donosso Leal
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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