Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Docente de la Universidad Javeriana, autor de libros contables y abogado, Hernando Bermúdez Gómez, afirma que las NAI implicarán mucho esfuerzo en capacitación y ajuste de programas de auditoría. Para él, es importante que las autoridades tengan un referente para evaluar la conducta de los contadores públicos.
Para Hernando Bermúdez Gómez, abogado, profesor asociado del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Javeriana, la Revisoría Fiscal se verá fortalecida con la aplicación de las NAI.
La Revisoría Fiscal no se encuentra en peligro. Ella será fortalecida por la aplicación de las normas de aseguramiento de la información, tal como se sostuvo durante el trámite de la Ley 1314 del 2009 y como consta en las respectivas ponencias. Los contadores públicos deberán ajustar sus prácticas, de manera que den cumplimiento a las nuevas normas expedidas en desarrollo de la Ley 1314 del 2009. El gran reto de la Revisoría Fiscal es demostrar su utilidad más allá de corresponder a una obligación legal.
Habrá muchos beneficios. Para mí, como abogado, creo que es muy importante que las autoridades de supervisión y disciplinarias tengan un referente para evaluar la conducta de los contadores públicos, terminándose así la larga época en la cual dentro de cada proceso las autoridades resolvían por sí, y ante sí, cuál debería haber sido el adecuado comportamiento de tales profesionales.
No creo que haya aspectos negativos, aunque en un principio las nuevas normas implicarán mucho esfuerzo en capacitación, ajuste de programas de auditoría y rediseño de las condiciones de aplicación de las pruebas. Estos costos disminuirán y, finalmente, los absorberán los respectivos honorarios.
Es normal que por ahora muchas empresas no vean beneficios de las nuevas normas. Hay que dejar pasar el tiempo para que las conozcan, las apliquen y, finalmente, usen la nueva información. Depende de los contadores públicos demostrar a sus clientes las ventajas de un modelo contable más desarrollado que su antecesor.
Los beneficios se verán, en primera instancia, en contar con información de mejor calidad para administrar los negocios. Luego vendrán los beneficios para quienes interactúen en los mercados de capitales (valores y crédito). Mientras las empresas produzcan información principalmente para atender obligaciones fiscales, seguirán desperdiciando las ventajas que supone llevar una contabilidad financiera rigurosa.
Son de aplaudir los esfuerzos hechos hasta el momento por las autoridades, las universidades, los organismos gremiales y otros actores por difundir las nuevas normas. Pero claramente queda muchísimo por hacer. Especialmente ser capaces de superar la enseñanza de reglas y adentrarse en la filosofía contable de manera que se entiendan los presupuestos de los nuevos modelos, sus ventajas y limitaciones.
Este es un proceso lento que en otros países ha tomado casi una década. Las universidades tienen la gran responsabilidad de liderar una formación profunda, más allá de la lectura sistemática de los estándares. La investigación contable ha documentado cómo sectores no contables se apropian de las nuevas disposiciones.
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