Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Samuel es un Contador Público colombiano que hace tres años vive en Caracas. Se fue al país vecino a buscar empleo «en el cargo que fuera», como él mismo dice. En Colombia le fue difícil ejercer su carrera, pero hoy es el encargado del departamento de recursos humanos de una prestigiosa empresa, gracias a su preparación y empeño.
«Es fácil echarle la culpa al Gobierno por la falta de empleo, pero no sacamos a relucir la realidad de las empresas, de la explotación que hay hacia los empleados, del no pago de lo que se trabaja en realidad. Los empleos están, lo que pasa es que hay personas que no están preparadas para los cargos que ofrecen», dice Samuel.
Por su parte Santiago Urrea es un estudiante del Sena que está realizando su etapa productiva como auxiliar contable. Para él es muy alarmante las cifras que se están presentando por el desempleo que se ve. «Ojalá el Gobierno adopte medidas de control para que jóvenes como yo no estén desempleados. Se debería invertir mucho más del presupuesto nacional en educación y en estrategias para buscar alternativas laborales», dice.
Samuel y Santiago tienen en común que están en una etapa productiva y son jóvenes, lo negativo en este asunto es que el panorama laboral para los jóvenes colombianos no pinta bien. La tasa de desempleo juvenil entre 2008-2009 pasó de 20.9% a 21.7%, porcentaje que casi duplica el 11.9% correspondiente a la tasa de desempleo para el total de la población durante el trimestre Marzo-Mayo de 2009.
En 2007, uno de los años más productivos a nivel nacional, el mercado laboral tampoco permitió que los jóvenes ejercieran su derecho al trabajo. Aquí la tasa de desempleo juvenil se ubicó en 20.3%, 10 puntos por encima de la tasa de la población total nacional. Por parte de las mujeres, la tasa de desempleo llegó al 26.3%.
Contratar personas jóvenes no es una regla general de las empresas. Las compañías prefieren combinar experiencia y juventud en sus plantas de personal. Sin embargo, esta característica varía de acuerdo con el sector y la actividad que realicen.
Por ejemplo, cuando se trata de empresas de tecnología e informática, la juventud cobra mayor peso. En el caso de compañías industriales, de negocios y servicios, la preferencia cambia en favor de los empleados más experimentados.
Como lo publica Portafolio, el tema de la contratación de jóvenes es complejo si se tiene en cuenta que las personas que apenas ingresan al mercado laboral se ven afectadas por un círculo vicioso: no consiguen trabajo porque las empresas les exigen experiencia, pero no acumulan experiencia porque nadie les da una oportunidad.
Santiago Solís, socio director de Heidrick & Struggles Colombia, afirma que las compañías siempre tienen un componente de personal joven que hace parte del grupo de empleados formados para la rotación natural que hay en las empresas, y que en el futuro reemplazarán a los más experimentados cuando estos se retiren.
Sin embargo, en la balanza para equilibrar las cargas entre experiencia y juventud, hay un factor que inclina la balanza y es la preferencia que tienen los jefes de recursos humanos en favor de quienes estén académicamente mejor preparados, incluso por encima de cualquier consideración relacionada con la edad de la persona a contratar.
El 87% de los jóvenes trabajadores se encuentran por fuera del sistema de seguridad social en salud, pensiones y riesgos profesionales, y no tiene un contrato laboral formal. El 75% del anterior porcentaje trabajan por cuenta propia bajo relaciones informales, sin acceso a la seguridad social.
La legislación laboral colombiana impide a miles de jóvenes gozar de derechos de asociación y libertad sindical contemplados en el Convenio 87 de la OIT, ya que el Código Sustantivo del Trabajo no considera como trabajadores a los miles de jóvenes aprendices del Sena, ni a los afiliados a cooperativas de trabajo asociado.
En agosto del año pasado, 606.000 personas salieron de su casa a buscar trabajo, lo que hizo que se redujera la población inactiva frente al mismo mes del 2009. Los que lo lograron, hacen parte de los 926.000 empleados, mientras los otros se quedaron como desempleados y sumaron un total de 2’428.000.
Además de las amas de casa y los estudiantes, el Dane clasifica como inactivos a las personas incapacitadas permanentemente para trabajar, a los rentistas, pensionados o jubilados y a aquellas a las que no les llama la atención o creen que no vale la pena trabajar.
En las 13 capitales examinadas, los ocupados aumentaron en 114.000; los 812.000 restantes en el resto del país, pero el incremento de los desempleados, 241.000 en total, se concentró en un 87,5% en las 13 áreas metropolitanas. Sin descartar que de las 606.000 personas que dejaron de ser inactivas algunas hayan logrado un buen enganche laboral.
+ En 2010, 1`228.000 personas jóvenes estaban desempleadas, casi la mitad (48,7%) de los 2’519.000 desempleados que, según el Dane, había en Colombia hace un año.
+ Grave el caso de las mujeres jóvenes, cuya tasa de desempleo pasó de 28,4% a 28,9%; mientras que en los hombres jóvenes pasó de 17,1% a 18,1.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
