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Estudiantes no van a aprender otro idioma de manos de profesores que no lo dominan – Hernando Bermúdez Gómez


La tecnología puede cuestionar muchos paradigmas. Así, por ejemplo, ante máquinas que son capaces de traducir en forma inmediata y oralmente lo que otros dicen, ante aparatos que pueden identificar los caracteres de un documento y presentar en segundos una versión de este en el idioma escogido, ante la posibilidad de dictar un escrito dejando al computador presentarlo en otro idioma, hay que repensar si hay que seguir exigiendo el aprendizaje de otra lengua y si deben continuar los exámenes o certificaciones correspondientes.

Estamos convencidos, como lo aprendimos de nuestro maestro Bernardo Gaitán Mahecha, que el lenguaje es una forma de expresión de la soberanía de los pueblos. Lograr que el mundo hable inglés no es otra cosa que someterlo a la cultura de unos países. Por lo mismo, entendemos la insistencia de otros por que se hable su lengua y no el inglés. Lucha de potencias.

Nos gusta el aprendizaje de las lenguas cuando se hace a través de la literatura, porque se aprende de la cultura, de la historia de un pueblo y no solamente su dialecto. Esta enseñanza tiene mucho más sentido que la consistente en meras reglas gramaticales o en el desarrollo de la habilidad de conversar.

Hubo tiempos en que no había la menor posibilidad de aprovechar el conocimiento sino dominando el lenguaje de los autores. Luego aparecieron las traducciones, que nos sirvieron mucho, mas no para estar al tanto de la actualidad. Hubo que seguir, por tanto, animando a todos a aprender el idioma de los autores para poder estar en la frontera del saber. En los últimos 50 años la traducción automática ha avanzado notoriamente. Hay documentos en la web que son traducidos automáticamente, sin que observemos errores ni tengamos problemas de comprensión. Claro está, hay una gran diferencia entre herramientas de uso público y ayudas para expertos. Aquellas, las primeras, siguen chisporroteando.

Los estudiantes no van a aprender otro idioma de manos de profesores que no dominan ese saber. Por esto, de nada sirve que las universidades exijan a sus profesores que fomenten la lectura en otra lengua, si los mismos profesores no saben hacerlo.

Las implicaciones de leer solo en la lengua nativa, de no conocer otro idioma y de no ser capaz de acudir a instrumentos de traducción son inmensas, pues nos alejan de miles de conocimientos, de laboratorio o vivenciales. Repetidamente vemos que hay profesores que no están al día, que pretenden descubrir lo descubierto y que no están “en la jugada”. Realmente el acceso al conocimiento es la finalidad que debemos alcanzar sin quedarnos en el instrumento, que puede ser el bilingüismo o la utilización de máquinas y programas sofisticados de traducción.

Nuestros estudiantes reclaman que la universidad debiera procurar el aprendizaje de otra lengua y no solamente exigirlo. Mientras el bilingüismo triunfa en los colegios, la universidad no puede ignorar la situación.

Hernando Bermúdez Gómez
Editor Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 3933, noviembre 5 de 2018

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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