Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Hay que actuar con cautela frente al aumento del salario mínimo


Hay que actuar con cautela frente al aumento del salario mínimo
Actualizado: 30 noviembre, 2015 (hace 8 años)

Aquí hablaremos sobre...

  • El gremio empresarial se la juega por un aumento salarial entre el 5,5% y el 6%. ¿Cuáles serían los argumentos para no llegar a una cifra cercana al 7%, la cual podría pasar por la mente de las centrales obreras?
  • Anif considera que se debe reducir la tasa de desempleo hasta llegar a un 8,5%. El Gobierno cumple con que cada mes se mantenga un solo dígito. ¿Va por buen camino sobre esa tarea?
  • La caída en las exportaciones, la situación del dólar y del petróleo, ¿de qué forma interfieren para que no se pueda pasar de ese 6%?
  • ¿De qué forma se deben aprovechar los TLC y los temas alrededor de la parafiscalidad, para lograr estabilidad económica, y que esto no afecte el salario mínimo?
  • Los últimos años, empresarios, Gobierno y centrales obreras se sientan pero no llegan a un acuerdo. ¿Cuál podría ser una estrategia para que este año la situación cambie?

José Manuel Restrepo, economista y rector de la Universidad del Rosario, afirma que este es el momento para ser cuidadosos en el aumento del mínimo y, sobre todo, pensarlo en función del futuro de nuestra economía.

Para José Manuel Restrepo, economista y rector de la Universidad del Rosario, con maestría en Economía de la Universidad de Londres, es sensata la propuesta de Anif al decir que el aumento del mínimo no puede superar el 6%. Para él, este es el momento ideal para motivar la creación de nuevas empresas o generar una mejor dinámica empresarial.

El gremio empresarial se la juega por un aumento salarial entre el 5,5% y el 6%. ¿Cuáles serían los argumentos para no llegar a una cifra cercana al 7%, la cual podría pasar por la mente de las centrales obreras?

“Hoy, enfrentamos una economía con una muy baja tasa de crecimiento, con nubarrones en el frente fiscal y con una inflación desbordada en el segundo semestre del año”

La realidad está en que Colombia debe tener mucho más cuidado en esta oportunidad con el incremento del salario mínimo. Llevamos varios años en los que este ha crecido por encima de la productividad, situación que es atípica y que pudimos sostener sobre la base de una economía en pleno crecimiento. Hoy, enfrentamos una economía con una muy baja tasa de crecimiento, con nubarrones en el frente fiscal y con una inflación desbordada en el segundo semestre del año, que lleva a que la meta de inflación se supere seguramente en un punto porcentual.

En este escenario es recomendable no crecer por encima de la productividad y atando el aumento a la inflación causada del año, sin alimentar aún más las expectativas inflacionarias al alza. De equivocarnos en esta decisión podemos entrar en una espiral inflacionaria que se convierte en el impuesto más regresivo en una sociedad. La inflación especialmente afecta a las clases menos favorecidas y no necesariamente perjudica a las personas de más ingresos.

Llega el momento entonces para actuar con cautela en el crecimiento del salario mínimo que es una fuente de eventuales expectativas inflacionarias y que define muchas tarifas indexadas a dicho valor.

Anif considera que se debe reducir la tasa de desempleo hasta llegar a un 8,5%. El Gobierno cumple con que cada mes se mantenga un solo dígito. ¿Va por buen camino sobre esa tarea?

Sin duda vamos por muy buen camino en la materia, pero de nuevo debemos prender las alarmas. El comportamiento del PIB y las decisiones recientes del Banco Central generan presión para la reducción de la demanda en la economía en el mediano plazo, situación que debe en algún momento golpear la generación de empleo.

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La reforma tributaria que redujo los costos laborales, sin duda generó una dinámica de crecimiento en la generación de empleo de calidad –incluso con menor tasa de informalidad– pero lo que viene a continuación, plantea el reto adicional de cómo generar el suficiente empleo en un momento de desaceleración.

La caída en las exportaciones, la situación del dólar y del petróleo, ¿de qué forma interfieren para que no se pueda pasar de ese 6%?

En especial influye la situación de la tasa de cambio. La caída del precio del petróleo ha disminuido dramáticamente las exportaciones, y ello ha presionado el alza de la tasa de cambio. Una mayor devaluación tiene un efecto directo en los precios y ha sido fuente de inflación recientemente. Por lo tanto, estas nuevas circunstancias animan la expectativa de inflación y podrían presionar que los actores que negocian el salario mínimo cedan en un incremento superior al 6%.

¿De qué forma se deben aprovechar los TLC y los temas alrededor de la parafiscalidad, para lograr estabilidad económica, y que esto no afecte el salario mínimo?

Este es el momento para motivar la creación de nuevas empresas o para generar una mejor dinámica empresarial. El poder aprovechar mejor los mercados internacionales y el tener menores costos laborales, es un buen momento para expandirse y para generar más empleo.

Esta situación podría mejorar las expectativas de crecimiento y nos facilitaría tener nuevas demandas laborales que satisfagan mejor oferta de trabajadores.

Si queremos lograr este escenario, es indispensable pensar en un crecimiento de salario mínimo sensato, desde la perspectiva macroeconómica y dicho escenario no debe darse por encima del 6%.

Los últimos años, empresarios, Gobierno y centrales obreras se sientan pero no llegan a un acuerdo. ¿Cuál podría ser una estrategia para que este año la situación cambie?

Es lo óptimo que haya un consenso de empresarios y centrales obreras alrededor de una nueva realidad nacional de la que todos debemos ser conscientes. Es el momento para pensar en la economía del futuro y en el impacto positivo o negativo de las decisiones que se tomen.

Creo que puede haber buen ambiente en la negociación sobre la base de cómo actúan los gremios de hoy con los líderes sindicales. Es el momento para ser cuidadosos en el aumento y sobre todo pensarlo en función del futuro de nuestra economía. Tengamos la certeza de que con la firma de la paz y con unas decisiones sensatas habrá mucho margen de crecimiento de los salarios en los años venideros.

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