Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Rodrigo Uprimny destaca que los ricos y superricos en USA opinan que pagar tarifas más altas reduciría la desigualdad.
En Colombia los más ricos pagan tarifas efectivas propias de la clase media, según Jorge Espitia.
Para Jairo Villabona, hechos que involucran paraísos fiscales son un costo enorme para el país.
En su columna Los superricos y los impuestos: Gates, Buffett y Sarmiento, Rodrigo Uprimny, doctor en Economía de la Universidad Amiens, profesor y catedrático emérito de la Universidad Nacional de Colombia, destaca lo que han aceptado en varias ocasiones Warren Buffet y Bill Gates, dos de los hombres más ricos del mundo: los más ricos no pagan suficientes impuestos en Estados Unidos en comparación con el resto de la población.
Lo anterior, para estos dos personajes, no solo alimenta una desigualdad excesiva, que corroe y amenaza la democracia, sino que desfinancia programas públicos esenciales, como la educación y la salud. Por eso consideran que el Estado debe dejar de consentir a los superricos y ponerlos a pagar más impuestos.
Varios otros billonarios de Estados Unidos comprenden que una tributación progresiva, en la que los más ricos paguen tarifas efectivas más altas, no solo es necesaria para reducir esa desigualdad corrosiva sino que, además, si está bien diseñada, en vez de afectar el desarrollo económico, lo robustece.
Jorge Enrique Espitia, economista, profesor de la Universidad Nacional de Colombia y articulista en periódicos digitales en temas de hacienda pública, afirma en entrevista con Actualícese que el planteamiento del Gobierno nacional de que las empresas tributarán más con la nueva reforma tributaria no es cierto:
Se afirma que la tarifa para las empresas aumentó al 35 %, pero ese aumento no es tan significativo como parece, pues las empresas aún tienen enormes beneficios tributarios que no se tocan.
Explica que estos beneficios ascienden a una cifra cercana a los 58 billones al año, los cuales se reparten así: 40 a través de ingresos no constitutivos de renta; 13 por rentas exentas; y 5 billones por descuentos tributarios.
Si se eliminaran estos beneficios y se gravara a las empresas con una tarifa del 35 %, se obtendría un recaudo de 24 billones de pesos. En cambio, con el aumento de la tarifa del 32 % al 35 % el recaudo aumenta apenas en 4 billones.
Espitia, coautor del libro Desigualdad y reforma estructural tributaria en Colombia, indica en este que en Colombia los superricos (el 1 % más rico) pagan tarifas efectivas propias de la clase media, lo que en parte explica que nuestro sistema tributario no tenga capacidad redistributiva. Mientras que en Estados Unidos (e incluso en la mayor parte de los países latinoamericanos) la desigualdad disminuye sensiblemente después de impuestos y transferencias, eso no sucede en Colombia.
Acá son más importantes los impuestos directos que los indirectos, a diferencia de los países de la OCDE, lo que repercute en la distribución de los ingresos.
Adicionalmente, se tiene una muy baja presión fiscal en el recaudo impositivo respecto al PIB. En el país es cercano al 20 % comparado con el 35 % de los países de la OCDE.
Con todo lo anterior se puede asegurar que el sistema fiscal colombiano no es redistributivo. “Está claro que el próximo Gobierno deberá debatir una nueva reforma tributaria”, señala.
Jairo Orlando Villabona, contador público y director del Grupo de Estudios Fiscales y de Equidad de la Universidad Nacional, afirma en dialogo con Actualícese: «se supone que las personas más ricas de Colombia deberían pagar más, pero eso no sucede. En países desarrollados pagan hasta tres veces más lo que pagan en nuestro país».
El principal problema es que las personas más ricas de Colombia pagan pocos impuestos, por lo que no existe una equidad horizontal en su pago:
Hay hechos que involucran paraísos fiscales y que han resultado en un costo enorme para el país. Por ejemplo, Bavaria se vendió en 7.400 millones de pesos, se realizó en Delaware, USA, y por este hecho no se pagó un solo peso de impuestos.
Uprimny también trae a colación una reciente entrevista de Luis Carlos Sarmiento Angulo con la revista Semana, donde critica a quienes «buscamos mayor igualdad en Colombia, con el argumento de que todos somos distintos y que no es posible que todos tengan la misma plata».
Para Uprimny esa objeción es banal, pues quienes consideramos que la desigualdad en Colombia es un problema grave y debe ser combatida no desconocemos las diferencias entre las personas, ni propugnamos porque todos tengan el mismo ingreso. Simplemente buscamos reducir nuestras desigualdades, que son extremas.
De otro lado, contrariamente a Buffett y a Gates, Sarmiento Angulo se opuso a aumentos de impuestos porque considera que eso desestimularía la actividad empresarial y terminaría matando a la gallina de los huevos de oro.
Explica que las visiones contrastadas sobre igualdad e impuestos de los billonarios son impactantes. Y lo son más si tenemos en cuenta que Estados Unidos es mucho más igualitario que Colombia. «El coeficiente de Gini, que varía entre 0 (perfecta igualdad) y 1 (total desigualdad), es en Estados Unidos 0,43, mientras que en Colombia rondaba 0,54 en diciembre de 2020, una diferencia fuerte», describe.
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