Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Instrumentos de navegación tributaria – Javier Ávila


La popular frase de Antonio Machado “Al andar se hace camino…” resulta apropiada para las faenas de arrieros, poetas y aventureros; pero en los tiempos actuales, los responsables de guiar una nación hacia la prosperidad deben emprender sus andanzas con el apoyo de los aperos más eficientes, porque dicen por ahí que el camino está cubierto de abrojos.

Mejor aún sería que los guías de la exploración, apoyados en su experiencia, fueran los propios lutier  de sus aparejos, para identificar de manera confiable los escollos de la ruta y la forma de sortearlos, porque muchas veces no es suficiente la intuición bien informada e incluso bien intencionada.

Las frecuentes reformas que el gobierno nacional y el congreso de la república introducen al régimen tributario colombiano señalan reiteradamente un norte algo confuso. Estamos en la ruta hacia la equidad, la eficiencia y la simplicidad. Así se registra en las bitácoras de navegación denominadas exposición de motivos.

Los pasajeros sienten el remezón y sin embargo no tienen como verificar que efectivamente la nave está en el curso anunciado. Quieren confiar en los tripulantes pero al cabo de un rato se anuncia que es necesario un nuevo viraje. Esta vez a babor y se reitera que el rumbo sigue siendo el mismo.

Poco tiempo después llega otro anuncio. “30 grados a estribor, con la proa apuntando hacia la equidad, la eficiencia y la simplicidad. A bordo ya hay confusión y un poco de mareo. Todos reconocen que este capitán y los que estuvieron antes han logrado que la nave no zozobre pero se preguntan si no existe una ruta más clara, sin tantos vaivenes y si existe forma de comprobar la trayectoria seguida.

Un grumete dice entonces, que en una repisa de la bodega pequeña hay una ballestilla, un astrolabio, una brújula, un sextante y hasta un giroscopio; y que si así se desea también es posible conseguir radares, GPS, barómetros y compases electrónicos, todos ellos integrados en una mesa de cartas.

¿No será tiempo de que en el barco tributario se eche mano de instrumentos de medición para verificar permanentemente que vamos por la senda correcta? En la vieja bodega existen modelos sencillos para evaluar la incidencia distributiva de los cambios normativos, para estimar sus efectos recaudatorios y calcular el impacto sobre la eficiencia a través de tarifas efectivas promedio y marginales. Pero también existen modelos de equilibrio general que aproximan las consecuencias sectoriales y sobre variables macroeconómicas de los ajustes tributarios.

Estos y otros instrumentos deberían articularse en una mesa de cartas para que los gobernantes de la nave puedan elegir el mejor rumbo tributario, verificar la trayectoria y brindarles confianza a pasajeros y tripulantes.

Por:

Javier Ávila,
Economista de la Universidad Nacional de Colombia, especializado en temas fiscales.

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