Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

La contaduría es una profesión ubicua, aunque algunos lo olviden – Hernando Bermúdez Gómez


Jacqueline Birt, Paul Wells, Marie Kavanagh, Alistair Robb y Poonam Bir, en el documento titulado ICT SKILLS DEVELOPMENT: DEVELOPING COUNTRIES1 afirmaron: “(…) The GIT Report also stated that within countries there are digital divides due to people’s ages, limited digital literacy, lack of access, or geographical remoteness. Therefore, even in developed countries all segments of the population do not benefit from ICT at the same level. Such a digital divide within developing countries is expected to be wider due to demographic and several socioeconomic factors, such as income, education, race, gender, geographic location (urban vs. rural), age, skills, awareness, and political, cultural, and psychological attitudes (Nour 2015). Thus, even in developing countries where IDI values are low, there are segments of the population and businesses that are benefitting from the ICT revolution in terms of ICT usage and skills development. For instance, India’s 2016 IDI value was only 138; however, Tata Communications, an Indian ICT company, is the world’s largest global network Company (…)”.

Nosotros vamos a tener en Bogotá, muy pronto, una prueba de esta realidad, pues, cuando todos los taxis tengan en funcionamiento un aparato electrónico en el cual el pasajero deberá escribir la dirección de destino, veremos que algunos lo harán con gran facilidad, mientras otros, incluso, manifestarán temor frente a la “tableta”.

Recordemos cuando los contralores nacional y de Bogotá anunciaban la transformación del control fiscal como resultado de infraestructuras muy poderosas, mientras que el departamental subrayó que en varios municipios no se disponía de energía eléctrica.

El caso de la India, del que se cuenta un rasgo significativo, da para pensar: al lado de una industria muy grande, de magníficos ingenieros, se encuentra una inmensa población incapaz de beneficiarse de esos desarrollos.

En Colombia es muy frecuente que se hable con relación a las empresas más grandes del país, olvidando que la mayoría de las entidades son micro establecimientos.

Hay escuelas contables que han decidido formar para lo que consideran será el mercado de sus egresados, enfocando su enseñanza en las Pymes. Otras, por su parte, tratan de cubrir el universo empresarial, cosa difícil en un país con 8 marcos normativos; unas pocas, finalmente, se orientan hacia las grandes empresas y los mercados internacionales.

La predilección del Estado por las grandes empresas es notoria: sus directivos son fácilmente escuchados y consultados; los funcionarios se sienten a gusto interactuando con sus ejecutivos y asesores. Mientras tanto, las unidades administrativas que se dedican a las pequeñas empresas carecen de recursos humanos, financieros y tecnológicos adecuados. Es normal que funcionen en instalaciones contrahechas y que todo deba hacerse con las uñas. Ahora bien, la contaduría es una profesión ubicua, aunque algunos lo olviden.

Hernando Bermúdez Gómez
Editor Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 3816, septiembre 17 de 2018

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
Descubre más recursos registrándote o logueándote. Iniciar sesión Registro gratuito