Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

La fabricación de un tóxico tamal tributario


La fabricación de un tóxico tamal tributario
Actualizado: 17 noviembre, 2014 (hace 9 años)

El columnista Juan Lozano asegura que debilitar el aparato productivo, cubrir sobregiros de gastos exprimiendo contribuyentes y volver al lenguaje trasnochado de la lucha de clases es irresponsable.

Mientras ustedes, amables lectores, terminan de disfrutar de este puente, en una reunión hoy entre ponentes y Minhacienda se le estarán dando los últimos toques a la ponencia de un tamal tributario envenenado, envuelto inconstitucionalmente con la ley de financiamiento del déficit presupuestal que el Gobierno procuró ocultar durante la campaña presidencial.

Hija del populismo tributario que empezó a insinuarse cuando Santos sentenció que “haría chillar a los ricos” y que remató con el bautizo a lo Chávez del “impuesto a la riqueza”, la reforma sigue el itinerario peligroso de buscar aplausos populares a costa de debilitar el aparato productivo, de cubrir sobregiros de gastos exprimiendo contribuyentes y de ahondar la fractura nacional introduciendo elementos trasnochados del viejo lenguaje de lucha de clases.

Uno a uno, juiciosamente, los gremios expresaron ante el Congreso evidentes razones de preocupación sobre lo que les corre pierna arriba y sus discrepancias con la reforma. Tiempo perdido, me temo. Contentillo les darán con cosas menores. Y algunos de sus dirigentes, ya bajitos de tono y plegados al Gobierno, preferirán seguir cultivando relaciones personales e invitaciones a galas palaciegas antes que defender el interés de sus afiliados.

Les concederán migajas de dignidad y de razón para que los gremios tengan pírricas victorias para mostrar a su gente. Y eso ocurre porque en los mismos gremios saben que, en tiempos de mermeladas y tamales, sus argumentos se vuelven irrelevantes ante la seducción que implica para tantos parlamentarios aumentar sus propios cupos en las partidas presupuestales.

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