Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

La problemática de los empleados del Estado es muy compleja


Como se recordará, el aumento del mal llamado salario mínimo fue del 6 %. Ahora se acaba de saber que los sueldos de los funcionarios públicos serán ajustados en un 4,5 %. Seguramente los economistas tendrán argumentos para justificar esta diferencia que a nosotros nos parece inadecuada.

La problemática de los empleados del Estado es muy compleja. En primer lugar, enfrentemos la idea de que los trabajadores son vinculados en virtud de las influencias de los políticos, a quienes se les ha entregado la respectiva institución para que gobiernen sobre ella. Semejante distribución ha permitido la contratación de incompetentes, con grave daño para la función pública.

En segundo lugar, las condiciones de los sitios de trabajo en muchas instituciones no son adecuados. Varias no son objeto de mantenimiento, de manera que se ven sucias y llenas de desperfectos. En muchos casos los espacios no están pensados para atender debidamente al público.

En tercer lugar, muchos jefes son el resultado de designaciones políticas, razón por la cual, aunque los hay inteligentes, varios no conocen en concreto su oficio. En tales condiciones pueden dirigir mal a los demás.

La alta dirección de varias instituciones está más preocupada por los intereses de sus partidos o grupos políticos que por las necesidades de la nación. Hay una gran diferencia entre sus discursos y la realidad de sus ejecutorias.

El buen trabajo de algunos se opaca por el mal trabajo de otros. Ni la carrera administrativa sirve, porque no se practica o porque termina inmovilizando personas de bajo rendimiento.

Durante varios años se ha tratado a los funcionarios públicos como ahora, es decir, con aumentos menores. Esto hace que en la realidad la capacidad adquisitiva de los funcionarios disminuya. Así las cosas, florecen prácticas inaceptables como trabajar en otras labores dentro de los horarios de atención al público. También se provoca que algunos pidan plata por los trámites que tienen a su cargo. Se puede comprar la velocidad o el archivo de una actuación.

Supuestamente las plantas están congeladas. Por ello siguen existiendo muchas nóminas paralelas, algunas de las cuales permiten designar personas sin trámite alguno. En ocasiones así se paga mejor.

Este caldo de cultivo explica por qué hay centrales obreras que exponen argumentos agresivamente. El personal menos calificado está en unas condiciones muy distintas a las del personal directivo, que gana más y en ocasiones tributa menos, además de gozar de tratos especiales como disponer de un automóvil.

El clima organizacional tiene efectos directos en las actividades económicas de cada ente, como puede advertirse en los informes financieros, si se leen con cuidado. Pagar mal es perder mucho.

Hernando Bermúdez Gómez
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 4369, junio 03 de 2019

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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