La Procuraduría acabará con la Junta Central de Contadores? – Carlos Humberto Sastoque

Autor: Carlos Humberto Sastoque

“Actualícese.com “ acaba de publicar una nota en la que nos informa que el Procurador General de la Nación ha pedido a la Junta Central de Contadores que le traslade todos los casos disciplinarios relacionados con la Fe Pública que dan los Contadores Públicos.

Como lo indica su CEO Hernando Zuluaga, esto podría significar que la Junta Central se queda sin su función disciplinaria y se limitaría, entonces, a ser una oficina que cobra y expide tarjetas profesionales.

Me parece gravísima la situación. Y mientras tanto nuestros líderes -o quienes posan de líderes- solo esperan darse el pantallazo o crear una nueva entidad para poder ser presidentes de algo.

La mayoría de los 150.000 contadores públicos colombianos son altamente culpables por su indiferencia y egoísmo. Nunca han mostrado ni siquiera la intención de afiliarse a una entidad gremial que verdaderamente los represente. Unos pocos han manifestado en varias ocasiones que sí desean afiliarse, han lanzado expresiones de apoyo y entusiasmo; pero cuando les han cobrado una pequeña cuota para el sostenimiento de la agremiación no han dado respuesta. Quieren que otros trabajen gratuitamente en favor de ellos y, adicionalmente, esperan que quienes hagan esta labor paguen de su bolsillo todos los costos necesarios.

La conformación de la Junta Central de Contadores es, quizás, otro de los problemas que tenemos. Unos representantes de los contadores elegidos con votos de asociaciones de papel y otros delegados de los superintendentes nombrados a dedo, sin sentido de pertenencia ni por la profesión ni por la misma Junta. Así como podremos tener un tribunal verdaderamente representativo y eficiente?

Con un gremio contable que se compone solamente de asociaciones de papel y con unos contadores públicos indiferentes, masoquistas y egoístas, quienes nos gobiernan y quienes, supuestamente, nos vigilan harán con la contaduría pública colombiana lo que quieran.

Cuando se conoció la ley 43 de 1990 muchos pensaron que era la panacea y que con ella tendríamos solucionados todos nuestros problemas profesionales. Pero no fue así. Algunos la aceptamos porque era mejor algo que nada. Pero esta ley adolece de grandes fallas, principalmente en la conformación del tribunal disciplinario y en el procedimiento de nombrar sus integrantes. Y hay otros contenidos en la ley que fueron fusilados de otras normas y de otros países -como el código de ética-, sin tener en cuenta las necesidades y la realidad de nuestro país.

Indudablemente estamos en mora de buscar una nueva ley, con visión futurista y aplicabilidad real. Y con un tribunal disciplinario y un organismo de dirección técnica y científica de la profesión que puedan ser sanos y eficientes, conformados por contadores públicos que de verdad amen su profesión y que estén respaldados por condiciones personales y profesionales que garanticen que tales entes de vigilancia y dirección de la contaduría pública cumplan eficientemente su misión. Pero que no sea una ley de remiendos ni hecha para la conveniencia especial de unos pocos. Tiene que ser ampliamente consultada con las bases. Y los contadores públicos tienen la responsabilidad de participar activamente con sus propuestas, análisis, críticas y respaldo de la que sea bueno.

Pienso que se pida la Procurador General de la Nación el texto de la norma que le faculta para atender los casos relacionados con la fe pública que dan nuestros contadores. Así lograríamos tener claridad sobre su competencia y la de la Junta Central.

Podríamos estar ahora frente a varios entes que investiguen y sancionen por el mismo motivo. El absurdo jurídico más gigantesco que pudiera existir! Otra pata que le nace al cojo!
Ojalá que por fin se despierten nuestros colegas y la profesión unida pueda hacer respetar sus derechos y llegar a una normatividad legal moderna, democrática, clara y aplicable.