Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

¡Las decisiones son buenas o malas antes de tomarlas. Una vez tomadas, ¡sáquelas adelante! – Otto González Alonso


 “Tus propios oídos oirán una palabra detrás de ti que diga: Este es el camino. Anden en él”

En la columna anterior hablamos de la fe, el amor y la acción como claves del éxito, así como de darle a nuestra vida una base sólida en valores y, cómo la “verdad” es el principal de ellos porque nos conduce a la “libertad”, que es la única manera de enfrentar los retos éticos y morales de un mundo cada vez más cooptado por los grandes poderes económicos. También hablamos de la necesidad de mirarnos hacia adentro y adquirir buenos hábitos que vayan forjando nuestro carácter. En esta nueva reflexión y como tercer elemento nos referiremos a “la acción”.

¿Cuántos sueños, cuántas esperanzas están aún guardados en su mente? Alguien decía, “A los sueños, como a un avión, hay que ponerles tren de aterrizaje” ya que, de lo contrario, siempre terminarán siendo, como canta el vallenato de Escalona, como “Una casa en el aire”. Recuerde que nunca logrará nada si sigue aferrado a sus dudas y a sus miedos, a sus angustias, sus auto culpas, a sus resentimientos, y si se deja dominar por la indecisión y la desesperanza.

Ahora reflexione sobre la vida. Su vida no es más que una serie de acciones, de actitudes, de decisiones. En la mañana ¿me levanto?, ¿hago ejercicio?, ¿oro un momento?, ¿me baño?, ¿leo?, ¿descanso?, ¿desayuno?, ¿permanezco en mi casa?, ¿salgo?, ¿voy a la oficina?, ¿al trabajo?, ¿a la universidad?, ¿al colegio? ¿asisto a una reunión?, ¿voy a una entrevista?, ¿voy a clase?, ¿tomo una merienda?, ¿leo?, ¿entro a internet?, ¿tomo el almuerzo? En la tarde se repite el ciclo y al final del día te preguntas ¿regreso a mi hogar?, ¿voy al cine?, ¿a una reunión social? ¿a estudiar?, ¿a un concierto?, ¿ayudo a mis hijos en sus tareas?, ¿les leo un cuento antes de dormir?, ¿hago oración?, ¿el balance de mi jornada?, ¿hago esto solo o lo comparto?, ¿descanso?, ¿me retiro a dormir?… Todo esto en la vida diaria, (diríamos en el corto plazo) para no hablar de las grandes decisiones.

Las cuestiones a resolver en el largo plazo serían, ¿qué hacer con mi vida?, ¿terminar una carrera?, ¿dedicarme desde ya a los negocios?, ¿convertirme en un gran deportista?, ¿un artista?, ¿una famosa modelo?, ¿ser un gran investigador?, ¿vivir en la ciudad?, ¿permanecer en el campo?, ¿no hacer nada?, ¿cómo deseo desarrollar mi existencia?, ¿sólo?, ¿en compañía?, ¿con una pareja estable?, ¿en matrimonio?, ¿dedicado a DIOS?, ¿me gustaría procrear? Que espero de mi vida, ¿tener o ser?, ¿poseer grandes riquezas?, ¿poder?, ¿cultivar mi ser?, ¿simplemente disfrutar de lo que venga?, ¿dejar hacer, dejar pasar?; o como reza la expresión francesa “Laissez faire, laissez passer”.

Habrá también otras decisiones importantes, por ejemplo: ¿Ahorro o no ahorro?, ¿invierto en ese negocio o no?, ¿lo hago solo o me asocio?, ¿con quién me asocio?, ¿cómo me asoció?, ¿cuándo adquirir vivienda?, ¿vehículo?, ¿mayor educación? Y sobre mi trabajo, ¿seré independiente?, ¿me vincularé a una empresa?, ¿permaneceré largo tiempo?, ¿buscaré otras oportunidades?, ¿cuál espero que sea mi retribución?, ¿cómo espero recibirla?

¿Y si algo falla?, ¿cómo deberé afrontarlo? Decisiones, siempre y todo el tiempo decisiones.

Esa es la vida, repito, una secuencia de actos, acciones, actitudes, decisiones. En el centro siempre está usted. No se olvide que usted es quien decide, como el bolero de Bobby Capó: “Tú y tú y tú y tú y nadie más que tú y tú…”. Usted es el único responsable de su vida. Nadie podrá vivir su vida por usted, esa es la única verdad y debe aceptarla, solo usted puede y debe decidir qué hacer con ella. Y no lo olvide: ¡ninguna decisión será positiva si no puede disfrutar los resultados ¡

Gozar a cada instante, de cada instante y vivir su presente con plenitud le permitirá en adelante gozar al recordar su pasado y tener un futuro despejado, como siempre lo ha soñado. Busque entonces el equilibrio, que, en cada acto suyo, en cada decisión, estén presentes los demás, la naturaleza, usted mismo; busque para todos el bien, establezca un equilibrio y encontrará en cada acción su espíritu, este le llevará a un estado superior, a Dios, diremos nosotros, y si no es creyente, igual sentirá esa satisfacción interior. Cuando llegué a ese punto, entonces cada acto, cada acción le hará que sentir, como nunca, el sentido de la satisfacción, del triunfo, del éxito y de la victoria.

Al alcanzar este equilibrio, el espíritu primará sobre su mente y será feliz.  Disfrutará de cada una de sus obras y aparecerán cada día, nuevas oportunidades, nuevos caminos, nuevas hazañas, nuevos triunfos y no volverá a buscar el éxito porque lo tendrá siempre consigo, porque le acompañará hasta disfrutar de él de forma permanente, y si lo cree, en la eternidad.

Me preguntará: ¿cómo lograrlo, si el mundo que nos rodea está lleno de angustias, si los medios de comunicación no nos dan tregua y nos agobian con su bombardeo de noticias al instante, si en la empresa y hasta en la familia ya no tengo tiempo para nada distinto que atender mis funciones y responsabilidades? Reflexione un momento y verá cómo dejarse dominar por el tiempo de los demás y no defender a ultranza el suyo, que es la causa de todos sus problemas, sus tragedias y sus desequilibrios.

Haga un alto en el camino, mírese en un espejo y, sin narcisismos, reconozca el magnífico ser que está dentro de usted, sus cualidades, sus dones naturales, la formación recibida, su experiencia, ¡valórese! De pronto descubrirá que nada viene del azar, que la sabiduría le llega de una reflexión en la que con humildad pueda encontrar a ese ser superior que despertará en usted todo lo positivo con que le dotó.

Ahora bien, si aún duda o niega “su” existencia, pero, mantiene su interés en encontrar el camino para realizarse y alcanzar el verdadero éxito, aceptando que solo, nunca lo logrará, estarás en lo correcto.

Y si aún piensa que puede andar solo en el camino, pero, acepta hacer un alto periódicamente para dialogar con otros y evaluar sus logros o aceptar tus fracasos, estarás también en lo correcto. La verdad no es un asunto taxativo de la religión.

Finalmente recuerde: las decisiones son buenas o malas antes de tomarlas, una vez tomadas habrá de sacarlas adelante. Si su dignidad o su vida están en peligro deténgase, muchos murieron por defender su dignidad y hoy son admirados.

Toda decisión deberá ser tomada después de informarse bien sobre los antecedentes, los riesgos, su medición, y posibles alternativas, como dirían los teóricos de la administración, haciendo cuando menos un DOFA (relación de debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades) para tener un diagnóstico con el fin de actuar con los ojos bien abiertos, mejor informado.

Para terminar, como hablamos en la anterior columna: si descubrió que la sabiduría viene de nuestra reflexión sobre un ser superior que despertará todo lo positivo que tenemos dentro de nosotros, o si aún duda y niega su existencia, pero, mantiene su interés en encontrar el camino para realizarse y alcanzar el éxito, aceptando que solo, nunca lo logrará, está en lo correcto.

Inclusive, si piensa que puede andar solo en el camino, pero acepta dialogar durante el viaje simplemente para hacerlo más agradable, estás en lo correcto.
Detengámonos, por último, en el siguiente aforismo: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”

Otto González Alonso

Es reconocido como uno de los precursores y líderes para que en Colombia se creara el Día del Contador. Dirigió la carrera de contaduría de la Universidad Javeriana en Bogotá y fue el gestor de la fundación de la Universidad Javeriana en Cali.

Descubre más recursos registrándote o logueándote. Iniciar sesión Registro gratuito