Al planear y desarrollar un procedimiento de auditoría, y al evaluar y reportar los resultados de su trabajo, el auditor debe considerar el riesgo de cifras materiales erróneas en los estados financieras como resultado de fraude o error.
Un fraude es un acto intencional de una o más personas dentro de una empresa, llámese empleados, administrativos o terceras personas, que afecta el resultado en las cifras reportadas en los estados financieros en favor de sí mismo o de terceros.
Entre los casos de fraude más comunes podemos mencionar los siguientes:
Cuando se habla de error se refiere a equivocaciones no intencionales en los estados financieros tales como:
La administración es responsable de la prevención de fraude y error en la medida en que implemente un sistema de control interno apropiado.
El auditor no es responsable absoluto en una auditoría, pero su papel es aminorar la posibilidad de fraude o error.
Cuando el auditor planea su trabajo debe evaluar el riesgo de que el fraude y error puedan devenir en que los estados financieros contengan cifras erróneas de importancia relativa y además debe averiguar con la administración sobre algún fraude o error importante que haya sido descubierto.
Ahora bien, el trabajo del auditor tiene como base fundamental no sólo un buen sistema contable sino un estructurado departamento de control interno, las fallas en estos dos aspectos aumentan las condiciones de riesgo de fraude que pueden:
Debido a lo anterior, el auditor debe diseñar procedimientos para obtener certeza razonable de que son descubiertas las manifestaciones erróneas que surgen de fraude y error, y que son de importancia relativa para la empresa.
Es fundamental que el auditor busque evidencia suficiente de que no se han presentado fraude y error que puedan afectar en forma significativa los estados financieros, y que si ha ocurrido, el efecto esté reflejado en los estados financieros, o más aún que el error se haya corregido.
Es más alta la probabilidad de encontrar errores que fraudes, debido a que este último está precedido de actos previamente planeados para evitar ser descubiertos.Dentro de las limitaciones de una auditoría está la exposición al riesgo inevitable de que algunas cifras reportadas en forma errónea en los estados financieros no sean descubiertas, aunque la auditoría haya sido previamente planeada y desarrollada de acuerdo con las normas internacionales de auditoría.
A menos que el auditor identifique fraude o error, tiene derecho a aceptar las manifestaciones en los estados financieros como verdaderas, y los registros y documentos como genuinos.
Pero de acuerdo con la norma internacional de auditoría “objetivos y principios generales que gobiernan una auditoría de estados financieros”, el auditor debe planear y desarrollar la auditoría con profesionalidad reconociendo que puede haber condiciones o eventos que indican la posibilidad de fraude o error.
Cualquier sistema de contabilidad y de control interno puede ser efectivo contra el fraude que implica complicidad entre varios empleados, o el fraude cometido por la administración o por un jefe de área, por ejemplo: dando dirección a sus subordinados de registrar incorrectamente las transacciones o de ocultarlas, o suprimiendo información relativa a las transacciones.
El auditor deberá comunicar los resultados de fraude o error a la administración, tan pronto sea factible si:
a. Sospecha que puede existir fraude aún si el efecto potencial sobre los estados financieros no sería de importancia relativa.
b. Si realmente encuentra que existe fraude o error importante.
Cuando se descubren casos de fraude se debe reportar a un nivel de la estructura organizacional, que esté por encima del nivel de las personas o cargos implicados.
Es responsabilidad del auditor mencionar en su dictamen si en el transcurso de su auditoría encontró errores o fraude y estos no fueron corregidos, asimismo si estuvo imposibilitado por la administración para obtener evidencia suficiente de auditoría.
Es de lamentar que muchas firmas de auditoría, a pesar de que durante el desarrollo de su trabajo se ven impedidas para obtener evidencia suficiente o llevar a cabo actividades de auditoría en diversas áreas, donde claramente se manifiesta, por las cifras en los estados financieros, indicios de error o fraude, no retiran su trabajo de auditoría, sino que continúan con él; permitiendo así que la administración entre en el juego de la corrupción al manipular cifras en los estados financieros, lo cual, como profesionales nos convierte en simples ‘firmones’ de estados financieros con dictámenes limpios.