Autor: Hernán A. Rodriguez
La mayoría de instituciones universitarias cuenta con una misión claramente formulada, que por lo general incluyen tácita o expresamente lo siguiente:
Las universidades deberían proveer la información necesaria para evaluar el logro de esta misión en cuanto al compromiso de «formar integralmente a profesionales competentes en el marco de la responsabilidad social, el desarrollo de la ciencia y la tecnología »
En la formación integral se debe privilegiar el proceso de «enseñar a pensar»; «enseñar a aprender»; «enseñar a ser y estar». Los principios institucionales deben suponer que los profesores contribuyen desde sus innumerables actividades a la «formación integral» de los alumnos, y, para ello, debe asegurar que en todas las áreas se procure tratar, desde la diversidad de enfoques, los temas que supone decisivos.
Estos temas son tratados durante el desarrollo de todas las áreas de forma tal que, al mismo tiempo que se los enuncia, se esté propiciando la consecución de los objetivos como: pensamiento crítico, razonamiento coherente, etc. Al hacerlo, cada profesor se convierte en auténtico tutor. Los profesores deben afrontar la decisión de insertar en lugares específicos de su programa, así como la forma y el método, temas como la educación moral y cívica, la educación vial, la educación para la paz y la tolerancia, etc.
La formación integral ayuda a aprender el pensamiento crítico, razonamiento propio fundamentado, tolerancia a razonamientos contrarios, comportarse de modo adecuado a las exigencias del propio ser personal. También suponemos para la formación integral algunos temas transversales (Educación moral y cívica, Educación para la paz, Educación para la igualdad de oportunidades entre los sexos, Educación ambiental, Educación sexual, Educación del consumidor y Educación vial).
En cuanto a las competencias específicas propuestas para los programas de contaduría se deberían obtener nuevos enfoques que ayuden a posicionar los siguientes mas allá de la tan trillada enunciación «saber hacer y ser»:
Por otro lado, la Universidad promueve el espíritu crítico para estimular en el estudiante su capacidad intelectual a fin de que asuma con plena responsabilidad las opciones tecnológicas, científicas y humanísticas, encaminadas a su perfeccionamiento profesional y a su desarrollo personal y social.
Evaluar significa valorar los resultados de una acción. con un criterio previmaente definido. Para emprender esta evaluación hay que dividirlas así:
La Educación por Competencias y la Formación Integral están adecuadamente formuladas en el proyecto de aula y los planes docentes. Esta estrategia de formulación esta acompañada por la debida certificación de los docentes en pedagogía universitaria con énfasis en educación por competencias. Otra evidencia de medición son los medios y contenidos educativos utilizados, así como las actividades diferentes a la cátedra magistral y el registro de tutorías.
Los resultados de ECAES, los trabajos y exámenes de grados y el seguimiento a egresados son otras grandes evidencias de los logros de la misión institucional. También podemos encontrar un apoyo a la divulgación y aplicación del conocimiento en los diferentes medios de expresión a servicio de los docentes y las prácticas empresariales certificadas. La continua validación del conocimiento se esta dando en el quehacer de nuestros docentes. La generación del conocimiento se puede probar por el apoyo continuo a los órganos normativos de la profesión.
La actualización continua y participación en eventos por parte de los docentes evidencian el seguimiento al desarrollo humanístico, científico y tecnológico de la profesión.