Si hay una persona que conoce de impuestos y tributación en Colombia, ese es Horacio Ayala. Contador Público, fue director de la DIAN entre 1995 y 1997. Recientemente y de la mano del Instituto Colombiano de Derecho Tributario, publicó su libro ‘30 años de impuestos y Algo más’, donde los lectores encontrarán una selección cercana a 200 columnas publicadas a lo largo de 30 años de carrera. Hablamos con él sobre los ‘ires y venires’ de la Reforma Tributaria.
De lo que se puede apreciar en la versión que se filtró no hay cargas adicionales que pudieran afectar de manera importante a los más ricos. El Presidente y el Ministro Echeverry han aclarado que se trata de hacer llorar a los ricos que no pagan, lo cual implicaría medidas importantes contra la evasión. Las normas que contienen esas medidas, que son las de procedimiento no han sido difundidas como para poder analizarlas.
Si hablamos de las empresas, el hecho de que se reduzca la tasa del impuesto de renta en seis puntos es importante. Sin embargo, hay muchos beneficios en deducciones, descuentos e ingresos no constitutivos de renta que podrían ser suprimidos a través del artículo de derogatorias, que siempre es el último en las leyes.
Es positivo que se reduzca la tasa nominal, pero siempre que se compense la reducción con la eliminación de prebendas que han venido afectando de manera importante la tasa efectiva, que está muy lejos del 33% en la práctica.
Los distintos cálculos del Gobierno y de los analistas muestran que el mayor IVA a la canasta familiar no lo pagan los estratos bajos sino los medianos y los altos. Desde el punto de vista técnico es importante reducir el número de tarifas y las exclusiones, para reducir la evasión. Sin embargo, no es tarea fácil encontrar un mecanismo para compensar a los estratos bajos el mayor IVA que pagarían.
Esta es una forma de calcular la renta presuntiva mediante un procedimiento menos simple que el actual sobre el patrimonio. Si el esquema está bien diseñado puede ser útil para reducir la evasión.
No soy partidario de esos mecanismos, igual que el creado en la Ley de Primer Empleo, porque la experiencia ha demostrado que no son efectivos. Me parece que la tributación no es un mecanismo idóneo para esos efectos, porque nadie contrata una persona a menos que la necesite. En términos prácticos, el 10% adicional de deducciones no justifica el costo del 100%, si el negocio no requiere un nuevo empleo.
Los parafiscales constituyen un verdadero impuesto a la nómina, no despreciable en términos de costos. Al respecto hay muchos estudios, pero lo cierto es que son una carga adicional muy representativa. El ideal es que los costos de la educación del SENA, del ICBF y de los subsidios y servicios a cargo de las cajas de compensación se sufraguen con el presupuesto nacional. Para eso y para financiar adecuadamente la salud es indispensable que la tributación sea suficiente para cubrir todas las necesidades. Menos beneficios tributarios y mayor control de la evasión.
Está demostrado que los estímulos tributarios representan un papel marginal a la hora de tomar la decisión de invertir, si la tributación no es excesiva y si las demás condiciones son adecuadas. La estabilidad política, la seguridad, la calidad de la mano de obra, las estructuras, principalmente de comunicaciones, son factores que pesan más que los beneficios tributarios a la hora de invertir.
No creo que deba desaparecer alguno. Inclusive, soy partidario de no eliminar el cuatro por mil sino de convertirlo en una retención en la fuente para que lo puedan descontar los que declaren renta. Tampoco soy partidario de eliminar el impuesto de patrimonio sino de regresar a la sobretasa patrimonial de antaño, progresiva y en cabeza de las personas naturales, para que cumpla la función de diferenciar las rentas por su origen, privilegiando las exclusivas de trabajo. Transformarlos.
Al menos el Presidente anunció que no es partidario del IVA a la canasta familiar. No creo que el Gobierno haya decidido replantear otros aspectos básicos del proyecto.