Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Para la Anif, aumentar el salario mínimo en más del 3 % pondría en riesgo la creación de empleo formal.
Uno de los efectos directos de la disminución de las actividades empresariales ha sido el ajuste en el nivel de empleo o en las horas laboradas por los trabajadores.
En su comentario económico del 24 de noviembre de 2020, titulado Salario mínimo y reformas estructurales: empresarios moderan sus expectativas sobre el futuro, la Anif llama a la prudencia en las discusiones que se aproximan alrededor de la negociación del salario mínimo para 2021.
Para la entidad, debe haber un balance justo entre la remuneración digna de los actuales trabajadores y la difícil situación por la que está pasando buena parte del empresariado del país.
El informe afirma que el incremento del salario mínimo para el próximo año debe estar entre el 2 % y 3 %. Más allá de ese valor se pondría en riesgo la sostenibilidad de la recuperación económica, en particular, la creación del empleo formal, altamente golpeado por la pandemia. ¿Cuáles son las razones para que la Anif asegure lo anterior?
Pese a que el cuarto trimestre tendrá un mayor dinamismo, como lo demuestran diversos indicadores económicos, no se puede pasar por alto el estancamiento en las perspectivas de los empresarios.
«La relajación de las medidas de confinamiento dieron un impulso inicial en términos de actividad económica y generaron un ligero alivio respecto a la tasa de desempleo, pero los empresarios parece que ya incorporaron esos aspectos en sus expectativas para el cierre de 2020, así que ahora muestran algo de preocupación sobre el futuro de las reformas que se deben hacer para que la recuperación sea sostenible», dice el informe.
Frente a esto, es necesario que las autoridades piensen en programas y estímulos adicionales para las empresas, particularmente, para los sectores de la construcción y obras civiles.
«Hay espacio para otorgar más estímulos que permitan un mayor crecimiento del sector que está llamado a liderar la recuperación económica del país. Sumado a eso, es importante pensar en cómo reactivar y dar un mayor apoyo directo a los subsectores de servicios relacionados con las actividades de recreación, viajes, turismo y alojamiento que, hasta el momento, poco han sido tenidos en cuenta», sugiere la Anif.
La mayor dificultad que enfrentan las empresas es la caída en la demanda de sus bienes y servicios.
Existen aspectos positivos que pueden ayudar a aumentar la productividad de las empresas a futuro. Por ejemplo, el 17 % de las empresas han realizado inversiones en soluciones digitales, porcentaje que en mayo fue del 28 %.
Adicionalmente, un 11 % en septiembre y un 26 % en mayo reportaron haber invertido y llevado a cabo procesos que implican actividades de mejora en los procesos o bienes ofrecidos.
Además, el 59 % de las empresas manifestaron que a septiembre se han implementado soluciones y esquemas para el trabajo en casa. Todos son elementos que, a la larga, servirán para apuntalar un aumento en la productividad.
Uno de los efectos directos del cierre o disminución de las actividades empresariales ha sido el ajuste en el nivel de empleo o en horas laboradas por los trabajadores.
Aunque la proporción de empresas que afirman haber disminuido su planta de personal ha mermado en cerca de 15 puntos porcentuales entre mayo y octubre, todavía un 19,0 % reportan continuar con esa medida.
El sector de la construcción presenta la mayor afectación en el campo laboral (en septiembre, el 24,2 % de las empresas manifestaron una disminución en sus niveles de empleo). El sector del comercio ha presentado el mejor desempeño en ese aspecto, y en septiembre fue el sector con la menor proporción de empresas (15,1 %) que reportaron reducción en el número de trabajadores.
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