El impuesto al patrimonio se calcula con base en el valor del patrimonio líquido poseído al 1 de enero del año gravable, aplicando las tarifas progresivas establecidas por la legislación vigente. Para determinarlo, se resta del patrimonio bruto el pasivo soportado en deudas, obteniendo así la base gravable sobre la cual se aplican los porcentajes impositivos.
La optimización fiscal de este impuesto puede lograrse mediante estrategias como la redistribución de activos, la inversión en instrumentos exentos o la planeación patrimonial anticipada, siempre dentro del marco legal, con el fin de minimizar la carga tributaria sin incurrir en evasión.
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Metodología | Virtual en diferido |
Contador público, con especialización en Ciencias Tributarias, Revisoría Fiscal y Auditoría Forense, y magíster en Tributación. Con experiencia como docente en pregrado en Contaduría Pública en distintas universidades. Posee experiencia en empresas comerciales, salud, construcción, industriales, servicios públicos, ingeniería; así como en cooperativas, consorcios y fundaciones.