Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Puede ser que en un país pobre los menos pobres sean ricos – Hernando Bermúdez Gómez


Uno de los grandes problemas de los asuntos públicos es la diversidad de información sobre un mismo tópico, frente a la cual el común de las personas no tiene cómo proceder.

En un boletín reciente, la Anif sostiene: “(…) Sin embargo, al sumar todas las cargas tributarias, la tasa efectiva de tributación corporativa en Colombia asciende al 48,8 % (= 25,5 Imporrenta + 10,8 % de seguridad social + 8,3 % de impuestos territoriales + 4,3 % GMF), ver cuadro 1 (…) Si bien dicha cifra del 48,8 % es aún superior a las tasas efectivas corporativas del 42 % a nivel de países de la OCDE (cuando se computan, como lo hacen allá, las cargas de los dividendos corporativos); claramente no estamos hablando del 70 % reportado por algunas multilaterales (al imputar erradas cargas en los impuestos territoriales) (…)”.

Por otra parte, se lee: “(…) El común de la opinión pública tiene la falsa idea de que aquellos individuos con ingresos de $5 – $10 millones pertenecen a la clase media del país, cuando en realidad cerca del 85 % de los asalariados en Colombia no devenga más de $1.5 millones/mes (cerca de 2SMMLV). En otras palabras, un individuo con ingresos de $5 – $10 millones no pertenece a la clase media, sino que está en el quintil de mayores ingresos del país (…)”.

Puede ser que, en un país pobre, los menos pobres sean ricos. Las cifras pueden leerse en forma absoluta o en relación con otras variables. Reiteramos que el salario mínimo es una vergüenza y que una vida digna corresponde a lo que solemos identificar como el estrato cuatro.

Convendría analizar la cuestión según el total de ingresos de cada hogar, frente al total de sus erogaciones. En muchos casos una sola persona asume el sostenimiento de varias, en ocasiones hasta 3,5 según los datos preliminares del censo. En general los niños y los adultos mayores dependen de lo que producen los jóvenes, algunos de los cuales trabajan en exceso y sus hogares se desbaratan cada vez con mayor frecuencia.

La comparación de un país pobre con economías mucho más fuertes es adecuada en cuanto nos propone un meta, pero es inaceptable si de lo que se trata es de sostener que tenemos las mismas posibilidades.

El análisis debe recordar que alrededor del 50 % se encuentra en la informalidad, de manera que no se tienen datos sobre una porción más que significativa de la vida en Colombia. Sabemos que en ella se encuentran pobres de solemnidad, como personas muy pudientes que se han hecho a un patrimonio mediante operaciones clandestinas y evasión. Según la Anif “(…) Se cree (falsamente) que bastaría con combatir la corrupción y luchar contra la evasión para solucionar los problemas fiscales de raíz, pensando que el factor corrupción “aportaría” como un 1 % del PIB adicional y la mejor gestión de la Dian como un 1,5 % del PIB. Si bien deben continuarse haciendo esfuerzos en esa lucha anticorrupción y antievasión, la verdad es que este tipo de ganancias fiscales no sería de esa magnitud y, además, ellas no serían recurrentes en cada año. (…)”.

Hernando Bermúdez Gómez
Editor Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 3923, noviembre 5 de 2018

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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