Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Algunas entidades generan desechos en sus procesos de producción, que posteriormente son vendidos; la generación de dichos residuos no es la actividad principal de la compañía, pero aun así se consideran ingresos ordinarios; ya veremos las razones.
Aunque no hay una tabla que diga qué conceptos son ingresos ordinarios y cuáles ganancias –por ejemplo, un arrendamiento puede ser ingreso ordinario, pero también puede ser una ganancia– sí puede construirse una definición por interpretación: los ingresos ordinarios son repetitivos, presupuestados, evaluados, relevantes para la entidad, son una actividad que se realiza frecuentemente y de la cual la entidad obtiene recursos, y además la entidad planea la ejecución de dichos recursos. Una ganancia, por el contrario, es eventual, inesperada, concreta, en la mayoría de casos es irrelevante.
En síntesis, un ingreso ordinario es aquel que se genera en el ciclo operativo ordinario del negocio. Cuando en el proceso productivo se generan residuos que son vendidos posteriormente, dicha venta se considera un ingreso ordinario porque los residuos salen de la operación normal de la compañía; igual interpretación puede darse a la venta de chatarra, desechos, desperdicios, unidades dañadas y unidades devueltas por garantía (defectuosas), pues en todos los casos el ingreso se deriva de la operación corriente de la empresa.
Ahora bien, cuando se decida vender por chatarra una máquina en desuso, aunque en algún momento haya hecho parte de las propiedades, planta y equipo de la compañía, esta venta sí genera una ganancia (si se vende por encima del valor en libros) y se denota la importancia de la habitualidad, la venta de los residuos de producción se puede volver una actividad frecuente, pero la venta de maquinaria no.
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