Sebastian Béndiksen valora que la reforma laboral busque garantizar el derecho al trabajo, pero es un problema que el Gobierno descargue esta responsabilidad en las empresas.
Los recargos e indemnizaciones subirían. Las compañías tendrán que asumir un sobrecosto adicional en sus operaciones.
Desde el punto de vista de Sebastián Béndiksen, abogado y magíster en Derecho, especialista en Derecho Comercial y Corporativo, para las empresas será más costoso prácticamente todo con la reforma laboral propuesta por el Gobierno nacional:
Todos los recargos suben, así como todas las indemnizaciones. El contrato de aprendizaje sube en cuanto a la cifra que tienen que pagar las compañías. Adicionalmente, se ampliará la licencia de paternidad, lo que afectará también los costos.
Con la entrada en vigor de la reforma, el pago del recargo nocturno para las compañías comenzará a partir de las 6 p. m., en lugar de las 9:00 p. m. como se hace actualmente. Esto significa que las compañías deberán asumir un sobrecosto adicional en sus operaciones.
Igualmente, se limitarían las jornadas laborales y el tiempo que un servidor puede trabajar. En este punto, dice Béndiksen, las empresas que estén al límite después de esta reducción deberán contratar nuevo personal, porque se van a quedar sin personal que llene esos turnos. «En lugares donde tengan que trabajar 24 horas deberán contratar nuevo personal”, indica.
En este mismo sentido, con esta reforma llegaría una obligación para que las compañías ajusten los salarios que están por debajo de los dos salarios mínimos con el IPC (artículo 70).
Lo anterior podría ser una carga pesada, sobre todo para las empresas más pequeñas, que son las que más manejan este tipo de salarios. Allí también se elevarán sus costos de operación ostensiblemente.
Por otra parte, el artículo 20 de la reforma estaría obligando a las empresas a pagar un 100 % de recargo para las labores que se realizan los domingos, en contraste con el 75 % que se paga actualmente.
De la reforma, Béndiksen valora que se busque garantizar el derecho al trabajo, pero ve una problemática en el hecho de que el Gobierno descargue esta responsabilidad en las empresas y que no proponga ningún tipo de apoyo para una transición:
La reforma tiene aspectos interesantes para el trabajador en términos de formalización porque hay mucho empleo informal en Colombia. Por ese lado, me parece bien buscar la protección de los trabajadores, vincularlos formalmente por contrato.
Sin embargo, está el problema de que toda la carga de la reforma recae precisamente en las empresas y no se está creando ninguna especie de subsidio para apoyar la formalización. Por lo anterior, nos dejan la carga a las empresas. Para las pymes será una carga enorme.
En el caso de la formalización de las empresas, la reforma incluye un capítulo completo sobre la legalización de plataformas digitales, el trabajo agropecuario, la formalización de empleo para migrantes, deportistas profesionales y trabajadores de labores domésticas.
Con esta reforma, el fortalecimiento de las agremiaciones de trabajadores y los sindicatos se va a facilitar mucho para los empleados. Será más fácil formar sindicatos e irse a huelga; adicionalmente, las compañías tendrán menos oportunidad para declarar las huelgas como ilegales. De igual forma, las repercusiones para quienes hacen huelga de forma ilegal serán menores.
También, desde el punto de vista de Béndiksen, la reforma tiene un despropósito al no obligar al sector público a cumplir con los aspectos que propone:
Que la reforma no incluya al sector público, donde más se abusa de la figura de prestación de servicios, es un despropósito, por lo que están apretando a las empresas.
De ser aprobada la reforma, las empresas deberán revisar sus contratos vigentes y reglamentaciones internas, porque el debido proceso para despedir a alguien de la compañía cambiaría y temas como la inclusión y el derecho a la huelga deberán ser incluidos en las políticas internas.
Las empresas que mandaban una carta para despedir a sus empleados tendrán que cambiar. Además, hay temas de inclusión y de no discriminación a personas no binarias y que tengan cambio de identidad de género que deberán quedar plasmadas en sus políticas y reglamentos.
Adicionalmente, las empresas se verán obligadas a otorgar jornadas flexibles para ciertos casos. Estos son temas que actualmente no están en los reglamentos de la mayoría de las empresas, por lo que tendrán que crearse.
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