Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Revisoría Fiscal con valor agregado – Ernesto Mora Rivera


El primero de marzo se ha establecido como el día del Contador público. Aprovechando la ocasión y teniendo en cuenta que en  éste preciso mes la mayoría de las organizaciones celebran sus Asambleas o Juntas de Socios para rendir los informes correspondientes al año inmediatamente anterior y que algunas de ellas están obligadas a elegir revisor fiscal, función o labor exclusiva de los contadores públicos, plantearemos algunos puntos a tener en cuenta por parte de los usuarios de este servicio profesional e inclusive también para representantes de la  profesión, buscando una mejor valoración, dar claridad sobre su ejercicio y de esta manera poder obtener de esta institución una labor que le genere valor agregado a las organizaciones.

De la revisoría fiscal se ha hablado y se ha escrito mucho, especialmente en el ámbito legislativo y académico; de igual manera son muchos sus   críticos y defensores. Para los primeros, en ocasiones la ven como un sobrecosto de la operación, un vigilante del estado, un obstáculo en el desarrollo de las operaciones, se quejan de la falta de acción oportuna, y de manera general de la falta de valor agregado en su ejercicio.  Sin embargo, muchas de estas caracterizaciones acerca de la Revisoría Fiscal, por parte de nuestros usuarios, se dan porque no han comprendido los beneficios que esta Institución, ajena a la Administración, le puede ofrecer a los propietarios, a la Alta Gerencia, a la organización en general y todos los grupos de interés involucrados (stake Holders), quizá por desconocimiento en las buenas prácticas y de la esencia de la revisoría.

En primer lugar, debemos tener claridad que la Revisoría Fiscal se ejecuta sobre un sistema, el cual es operado a través de una acción administrativa (políticas, procedimientos, ordenes, autorizaciones, instrucciones), en la cual se integran como parte primordial del proceso, los bienes y recursos (humanos, técnicos, físicos, financieros), que mediante la ejecución de diferentes actividades y operaciones, persiguen un objetivo determinado y una relación de beneficio, sin perder la conexidad con su entorno, desde luego todo bajo una regulación particular para cada ente.

De ahí parte nuestra labor, y entonces podemos decir que la Revisoría Fiscal se encarga de vigilar de manera autónoma y permanente las operaciones de las organizaciones, previniendo riesgos, generando alertas oportunas y contribuyendo al logro de sus objetivos. El usuario en general  debe verla como  prenda de garantía en el funcionamiento y situación financiera de un ente económico, lo que le permite tomar decisiones acertadas frente al mismo.

Los principios de: integralidad, permanencia, oportunidad, función preventiva, cobertura general, objetividad e independencia, actuación racional, son garantes de que el profesional encargado de dicha labor pueda dar fe pública de las actuaciones del ente auditado.

Lo que deben entender los propietarios es que el Revisor Fiscal, no es responsable de las actuaciones de los Administradores y por ende cuando en desarrollo de la labor se comunican situaciones que pueden afectar el buen desempeño de la empresa o la afectación de su patrimonio, en cumplimiento a la función preventiva, por medio de la presentación de informes y sugerencias correctivas y de mejora debe prestársele bastante atención, pues el logro de los objetivos de la organización es un compromiso de todos. La revisoría fiscal no es la solución a los problemas de un ente donde no existe compromiso por parte de sus administradores y dueños en acatar y evaluar lo recomendado por dicha institución.

Una revisoría fiscal bien ejecutada, como lo plantean los Contadores Públicos, Hernán Yepes, Stefanie Yepes y Carlos Sastoque, se convierte para el usuario en: antídoto contra pérdidas y costos excesivos y coadyuva al incremento de las ganancias, además de ser garantía de reserva, certeza y utilidad en el control sobre manejo de la información. Adicionalmente a través de sus informes minimiza riesgos y ayudar al logro de la excelencia.

Los propietarios de las organizaciones deben entonces entender que la elección de un muy buen profesional (conocimiento y experticia) es primordial y, que a veces las economías en su remuneración  hacen que los resultados en las organizaciones no se den, pues al profesional se le debe dotar de muy buenas herramientas y recursos para el ejercicio de su labor.

Por su parte, los Revisores Fiscales, debemos ofrecer a nuestros clientes, una visión independiente, servicios de calidad, apoyo en la solución de necesidades, entrega oportuna de evaluaciones objetivas y preventivas, comunicación formal y oportuna, acompañamiento continuo, tranquilidad y confiabilidad en las cifras reportadas por la administración, entre otras.

Con este apoyo mancomunado se puede asegurar el éxito de las organizaciones, el desarrollo y crecimiento de nuestra economía, nuestras regiones y nuestro país, y por ende la confianza y credibilidad en una Institución grande, como lo es la REVISORIA FISCAL.

Artículo enviado por:

Ernesto Mora RiveraContador Público
Especialista en Revisoría Fiscal y Auditoria Externa, Especialista en Auditoria de Sistemas
Docente Universidad de Ibagué
Revisor Fiscal de importantes sociedades del Tolima.

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