Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Si ahora teletrabajo, ¿por qué me demoro más para salir del trabajo?


Es extraño. Algunos aseguran que ahora que trabajan desde su casa, bajo la modalidad del teletrabajo, tardan más en apartarse de sus labores. Cuando debían desplazarse a la empresa se ajustaban estrictamente (o con un mínimo flexible) a la jornada laboral. Ahora, paradójicamente, al estar en casa no salen a tiempo de su trabajo.

El diario La República expresa lo siguiente en el artículo “El teletrabajo hace que las personas le dediquen más horas a la jornada laboral”:

Datos de NordVPN revelan que los trabajadores han extendido su jornada hasta 40 % en su rutina de Homeoffice en algunos países”.

Y agrega:

“Si se compara la información de las conexiones en la semana previa al 11 de marzo, con relación a la semana posterior a esta fecha, la compañía encontró un incremento de hasta 40 % en la jornada laboral de EE.UU., mientras que en algunos países como el Reino Unido, España, Francia y Canadá las personas están empezando a trabajar más temprano de lo habitual y la jornada diaria se ha extendido en promedio dos horas”.

¿Cómo es esto posible? Tengo algunas sospechas; a continuación las enuncio y usted las juzga:

Teletrabajar y estar en casa no es lo mismo: las prácticas del trabajo son diferentes a las de la casa. Un ejemplo de ello es el espacio donde desarrollamos nuestras labores, pues, si bien tanto en el trabajo como en la casa debemos tenerlo, debido a la situación de salud pública generada por el COVID-19 este requerimiento fundamental probablemente no se aplica. Independiente de lo anterior, durante esta contingencia todos nos desplazamos a la casa para mantener viva la empresa en la que laboramos, así como nuestros ingresos.

La comodidad que otorga el puesto de trabajo se relaciona con la eficiencia laboral. En estos momentos es probable que no todos tengan dicha comodidad y su eficiencia haya disminuido, causando que se deba tomar más tiempo para culminar las labores que anteriormente se realizaban, sin mayores problemas, durante la jornada laboral.

El trabajo no es la vida. No, no es la vida, no puede ni debe serlo. Hace parte de la ella y, como todo lo que hace parte de la misma, necesita un momento y un espacio. Como lo mencioné anteriormente, el espacio y la comodidad tal vez no esté en el poder de todos, no ahora, en esta crisis. Sin embargo, el tiempo aún sigue su curso y debemos administrarlo conscientemente.

El artículo de La República dice que “las personas están empezando a trabajar más temprano”. ¿Por qué? ¿Acaso llegaban a la empresa antes de iniciar su jornada laboral para empezar lo antes posible sus tareas? Sí, algunos sí, por diversas circunstancias, específicas y más o menos justas. Ahora, hay un factor adicional, muy importante: nos bastan algunos pasos para estar en el puesto de trabajo. Algunos, del cuarto a la sala; otros, del cuarto del sueño al cuarto del trabajo; unos tantos, desafortunadamente, pasan del sueño nocturno al sueño laboral sin salir del cuarto. ¿Esto en qué nos afecta? Sencillo: la facilidad técnica para iniciar la jornada seduce a algunos para que empiecen antes sus quehaceres laborales, con la intención de alcanzar el rendimiento que ya no consiguen o porque simplemente quieren empezar de una vez, ahora que solo basta con desplazarse unos metros.

TAMBIÉN LEE:   Trabajadores a medio tiempo: ¿la reducción de la jornada laboral los perjudica o beneficia?

Lo mismo ocurre al finalizar la jornada. Ya que estamos en casa, y que no debemos afrontar el difícil y tormentoso tráfico en el servicio público de transporte o en las vías congestionadas por vehículos particulares, pues ¡simple! Nos quedamos unos minuticos más, se van volviendo paqueticos de diez en diez hasta completar una o dos horas. Para salir del trabajo necesitamos los mismos pasos que para entrar.

Las tecnologías de la información y de la comunicación en el teletrabajo son herramientas laborales. En las instalaciones de la empresa nadie se atreve a hacer una visita excesiva que impida el desarrollo de las labores del visitado, y las propias; entonces, ¿por qué hacer visitas largas a través de llamadas o videollamadas? ¿Acaso el deslumbramiento infantil frente a la novedad tecnológica del teletrabajo induce al disfrute exacerbado de estos medios, provocando, por supuesto, una interferencia en el desarrollo de las labores?. El avance tecnológico ha reducido la interferencia en la comunicación digital; no interfiramos en nuestras actividades laborales con la grata posibilidad de esta tecnología. Lo laboral para el trabajo, las visitas digitales para después de la jornada.

Lo anterior es apenas una revisión superficial del fenómeno. En síntesis, hay dos razones para que la jornada laboral se haya extendido en la modalidad del teletrabajo: primero, las dificultades técnicas nos obligan a usar más tiempo del contratado para llevar a cabo las mismas tareas que antes lográbamos sin mayores dificultades en las instalaciones de la empresa; segundo, la facilidad para entrar y salir del trabajo, facilidad en términos de movilidad, de acceso, seducen al trabajador para que inicie antes y termine después. Incluso, la hora determinada para el almuerzo puede verse reducida por las mismas razones.

Finalmente, en mi opinión es comprensible que algunos se vean en la obligación de emplear más tiempo para sus labores, debido a las posibles dificultades. Sin embargo, frente a esa seducción laboral de tomarnos horas de la vida para dárselas al trabajo, ahora que lo tenemos en la casa, si bien me parece comprensible, no me resulta adecuada. El trabajo no es la vida, hace parte de la misma; necesita un momento, así como nosotros necesitamos otros momentos que no dependen del trabajo.

Y claro, quien se encuentre trabajando más de lo acostumbrado para distraerse de la ansiedad, el estrés y la angustia que causa esta crisis de salud está afrontando la difícil situación que conduce al refugio. Antes, salir de casa o estar en casa nos albergaba del trabajo; ahora, al no poder salir de ella, el trabajo se ha convertido en nuestro refugio.

Jorge Medina Cortez
Licenciado en Literatura de la Universidad del Valle

Jorge Medina Cortez
Corrector de estilo y licenciado en Literatura de la Universidad del Valle. Finalista en el IX Concurso de Poesía Inédita de Cali, en el XIV Festival Internacional de Poesía de Cali, 2014. Ponente en la Feria Internacional del Libro de Cali en 2018, en la mesa “Hablemos del cuento, jóvenes narradores”. Jurado del concurso de cuento corto (2019) de la Biblioteca de la Universidad del Valle, Mario Carvajal. Miembro del grupo de investigación de literaturas y culturas amerindias Mitakuye Oyasin, de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle.
Descubre más recursos registrándote o logueándote. Iniciar sesión Registro gratuito