Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Si le ofrecieran un negocio


Está usted considerando invertir los ahorros de sus últimos años productivos por el ofrecimiento que le hizo un amigo de participar en un negocio que, a simple vista, suena muy bien. Su amigo le propone entrar en este negocio con el 30 %, con lo cual lo primero que hay que entender es que usted no tendrá ningún control sobre el mismo. Además, usted tendrá que hacerse como mínimo las siguientes preguntas:

¿Qué esquema legal se utilizará? Las respuestas podrán ser: será un negocio de palabra, firmaremos un documento privado o constituiremos una sociedad. Estas respuestas le permitirán empezar a entender, al menos, el nivel de riesgo que se va a asumir y la formalidad del negocio al cual lo están invitando.

Generalmente, a mayor informalidad, menores serán los costos de operación y mayor el riesgo legal; por otro lado, a mayor formalidad, los riesgos legales disminuyen y el funcionamiento de la empresa será más costoso, sobre todo en un país como el nuestro.

¿A qué corresponde mi 30 %? Si lo que le están pidiendo es entrar con una suma de dinero que corresponde a un porcentaje, lo mínimo que debe preguntarse es cómo fueron calculados y valorados los otros aportes que corresponden a la participación del o de los otros socios. De esa manera podrá comprender si su aporte ha sido fijado sobre apreciaciones objetivas o, por el contrario, si responde únicamente a criterios subjetivos. Lo cierto es que una idea, una oportunidad de negocio o un derecho se pueden valorar económicamente. Luego, quienes participan en la empresa deberán tener claridad de cómo lo hicieron, para evitar inconvenientes a futuro por falta de claridad en la definición de los aportes, la repartición de las ganancias e incluso de las pérdidas.

¿Cómo se tomarán las decisiones? Una cosa es invertir dinero en su propio negocio, y otra muy diferente es entregárselo a otro para que se lo administre. Es por esto por lo que resulta importante saber cómo se decidirá el manejo de los recursos, quiénes participarán de las decisiones, si habrá o no personas con conocimiento y experiencia, e incluso si se utilizarán herramientas de gestión empresarial o se dejarán las decisiones a la intuición. La mayoría de los conflictos empresariales se dan por falta de claridad en este tema, ya que lo que es claro y evidente para unos, resulta ser un abuso o falta de respeto para los otros. La definición del organigrama, la remuneración de los empleados, la elección de los proveedores, la participación o no de familiares en el negocio y muchos otros asuntos deberán ser definidos desde un comienzo, evitando así que se presenten sorpresas en el camino que lleven a conflictos entre los socios.

¿Qué rentabilidad le ofrecen? Lo más seguro es que esta sea la pregunta más importante, ya que lo que está en juego son sus ahorros; luego usted tendrá que tener claro si su dinero está mejor en el banco, bajo el colchón o invertido en este negocio.

La rentabilidad esperada deberá estar calculada, al menos desde un punto de vista objetivo, teniendo en cuenta unos gastos fijos, unos variables y una proyección de ingresos. Por lo tanto, antes de entregar sus valiosos recursos, al menos siéntese con sus futuros socios a revisar estos puntos, ver los riesgos que pueden tener en la realización del negocio y la forma y costo de evitarlos o superarlos. Finalmente, analice si aún después de evaluar lo anterior el negocio es viable y le dará esa rentabilidad esperada.

Dice un dicho que es mejor ponerse colorado cinco minutos, que pálido el resto de la vida. Las preguntas que no haga antes de iniciar un negocio se entenderán como ataques personales o críticas fuera de lugar a su socio y, por lo tanto, tendrá usted igual responsabilidad que él por el futuro de la empresa. Asegúrese bien antes de invertir su dinero; que la noche en que lo haga usted dormirá tranquilamente, no porque no existan riesgos en los negocios, sino porque al menos los que eran previsibles usted los tuvo en cuenta desde antes de empezar. Recuerde que como en el matrimonio, en la empresa uno sabe con quién se casa, pero no de quien se separa.

Eric Duport Jaramillo
Abogado

Eric Duport Jaramillo

Abogado de la Universidad Javeriana de Bogotá, especializado en Derecho Comercial de la Universidad Bolivariana de Medellín. Realizó el Programa de Alta Dirección Empresarial –Pade– del Inalde, Escuela de Negocios de la Universidad de la Sabana, y fue becado por la Exxon Mobil para realizar el Programa de Gobierno y Liderazgo de la misma escuela. Cuenta con un diploma en Estudios Latinoamericanos del Instituto de Altos Estudios de América Latina de la Universidad de Paris III, y ha desempeñado cargos entre los que se destacan: presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Pereira entre 2005 y 2012, y ministro consejero en la Embajada de Colombia ante la Unión Europea entre 2012 y 2015. De igual manera, ha ejercido como miembro de junta directiva en diferentes entidades de la ciudad y como docente universitario. Actualmente se desempeña como gerente de la firma Duport Abogados y como consultor en gobierno corporativo y empresas de familia.

Descubre más recursos registrándote o logueándote. Iniciar sesión Registro gratuito