Los forwards son contratos de largo plazo entre dos partes, para comprar o vender un activo en una fecha futura, a un precio fijado en el presente. Este tipo de contratos generalmente es utilizado como instrumento de cobertura, aunque también puede llevarse a cabo con fines especulativos.
Los derivados son instrumentos o contratos cuyo precio está basado o se deriva de la evolución de los valores de uno o más activos denominados activos subyacentes. El mercado de derivados puede generar ganancias, siempre y cuando el mercado esté a favor del inversionista.
Al momento de reconocer derivados financieros solemos toparnos con diferentes inconvenientes, esto se debe a que al estar sujetos a la especulación, tienen un tratamiento más complejo que otros tipos de contratos. En este editorial explicamos cuál es el tratamiento contable que debe aplicarse a estos elementos.