La jornada laboral sería de 36 horas y se realizaría en períodos diarios flexibles de trabajo, distribuidos en máximo 6 días a la semana, con un día de descanso.
Una jornada laboral menos extensa es sinónimo de aumentar la productividad; un empleado con mejores condiciones laborales rendiría más.
Se acordará que la jornada laboral de 36 horas se realice en períodos diarios flexibles de trabajo, distribuidos en máximo 6 días a la semana con un día de descanso.
Una jornada laboral menos extensa es sinónimo de aumentar la productividad; un empleado con mejores condiciones laborales rendiría más.
La iniciativa se implementaría de manera gradual sin afectar los salarios percibidos por los trabajadores y la negociación que en materia de salario mínimo se realiza cada año.
Gina Riaño dice que deben realizarse ajustes en la legislación reguladora de prestación de servicios laborales, no tanto en la legislación de seguridad social.
Podría fortalecerse la convivencia de los modelos de trabajo, para lo cual debería establecerse una regulación adecuada en el ámbito laboral.
Frente al trabajo en casa, Jairo Enrique Santander dice que persisten prácticas lesivas, como la presión por disponibilidad 24/7 y dar respuestas fuera del tiempo acordado.
La norma debe garantizar un límite de tiempo de disponibilidad del trabajador, mecanismos de control y evaluación del desempeño.
Presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, considera urgente la recuperación de puestos de trabajo mediante la contratación por horas y la flexibilización laboral.
Anif y Fedesarrollo son partidarios de reducir costos no laborales.
Rafael Pardo afirma que se debe permitir el pago por horas y reducir la jornada laboral.
Mauricio Olivera dice que la preparación de las personas para afrontar la baja productividad laboral es fundamental en la nueva dinámica laboral.
En la mayoría de las empresas las condiciones de trabajo las imponen los empleadores, de manera unilateral.
Patronos tienen toda la capacidad de imponerle a sus trabajadores los términos que quieran, con el fin de preservar sus intereses.
Con esta figura, empleadores pagarían según las horas laboradas.
Para Iván Jaramillo, la propuesta deprecia la capacidad adquisitiva de los trabajadores.
Fenalco y Acopi ven con buenos ojos la idea, considerando el tema de la flexibilización laboral y la posible generación de empleo.
Jaime Cabal, de Fenalco, y Roberto Steiner, del Banco de la República han hablado de discutir el pago de un salario mínimo diferencial. Desde el punto de vista de ambos, hay sectores económicos que pueden pagar salarios altos, mientras otros, de acuerdo con su productividad, no lo deberían hacer.