La creencia generalizada acerca de las conductas que originan acoso sexual laboral refiere que solo ocurre en mujeres y que quien lo comete es el jefe o empleador. Sin embargo, la conducta se despliega en diferentes modos y constituye en muchos casos un estado invisible en las empresas.
Usualmente en el desarrollo de la relación laboral se comete el error de confundir conductas como las exigencias y llamados de atención, necesarias para el debido cumplimiento de las funciones y tareas encomendadas en un cargo, con acciones constitutivas de alguna modalidad de acoso laboral.