Por diversos motivos, algunos empresarios deciden conformar sociedades de papel a través de la participación de personas que fungen como socios cuando no lo son, realizan presuntos aportes al capital social que no son ciertos, entre otros eventos de apariencia, lo que configura la simulación.
Cuando se está frente a un verdadero contrato de servicios no se habla de prórrogas automáticas, salvo que expresamente se haya pactado por escrito. Cosa muy distinta es que se haya ocultado una verdadera relación laboral con un contrato mercantil, caso en el cual el juez laboral puede declarar el fenómeno de las prórrogas automáticas y sus correspondientes efectos.