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Un llamado a la rectificación del perfil del Contador Profesional – Hernán Rodríguez


Autor: Hernán A. Rodríguez

El perfil del contador que sale de los programas de contaduría pública que he podido observar, no está dirigido hacia las competencias para la preparación de información financiera, tampoco hacia la habilidad en la aplicación de las normas que están «generalmente aceptada por estandarización» o «generalmente aceptadas por ley» para preparar estados financieros. El perfil del contador auditor o revisor fiscal no está dirigido hacia las competencias que utilizan el pensamiento crítico y las herramientas tecnológicas para evaluar evidencias y emitir juicios sobre actos y hechos.

Por el contrario, el contador es más perfilado hacia la discusión de los tributos y hacia la elusión de las sanciones tributarias. Es común ver a muchos contadores en ejercicio, agotando importantes horas de trabajo en la interpretación de los conceptos de la autoridad tributaria y de los artículos del Estatuto Tributario. Es común ver al contador de observador pasivo en las caóticas controversias de asambleas y juntas directivas, ¡y como revisor fiscal! ¿Habrase visto?

¿Será por eso que el contador que actúa como docente ha heredado una tendencia a privilegiar más el discurso de lo tributario que de lo contable? Este docente por lo general es un agente libre que hace importantes asesorías tributarias en su vida profesional.

Las horas de clases de las asignaturas como análisis comparados de las regulaciones contables (contabilidad Internacional), comprensión de lectura en inglés, herramientas informáticas, sistemas de información y técnicas de auditoría asistidas por computador se ven amenazadas por las tareas de entrenamiento en formulaciones matemáticas y para la preparación de exposiciones de los «ensayos» y «trabajos de investigación» de otras asignaturas mas «tesas». ¿Habrase visto?

En cuanto al aprovechamiento de las TIC, a la academia que exige salas de informáticas para el refresco con aire acondicionado del contador-docente le preguntaría ¿para qué computadores individuales?, si lo único que se reemplaza es un tablero colectivo por más de 30 tableros individuales. Los computadores en la academia deberían servir para modelar la realidad en espacios individuales asincrónicos.

Hay programas de contaduría que ante el reclamo del estudiante por las competencias técnicas para el trabajo en el ciclo contable, se les manda para el SENA. Hay también programas donde todo el mundo quiere hablar de la epistemología, la investigación con semilleros, la defensa de lo ambiental y la defensa de lo hermenéutico en demérito de lo pragmático. Más preocupante es la visita periódica de los padres del adoctrinamiento que son oídos en auditorios cautivos y sin posibilidad de controvertir.

La cuantificación de las evaluaciones recibidas de otras asignaturas, desarticuladas de la contabilidad y la auditoría, tienen un impacto importante en la ponderación del promedio. Este promedio a veces es tan importante porque facilita la obtención del grado sin tener que enfrentarse a requisitos como preparatorios, o sustentación de trabajos. Este promedio así medido, que debe ser la medición ponderada de los créditos necesarios para demostrar competencias y obtener título, es usado para suministrarle cada día más y más baja calidad a la competitividad por el mercado deprimido de los servicios contables, de auditoría, de revisoría fiscal y de «asesoría tributaria». ¿Habrase visto?

No entiendo el caso de los estudiantes que optan por no hacer preparatorios gratis o a bajo costo, pero pagan el equivalente a un semestre por asistir a un diplomado (donde no se evalúa) como requisito de grado.

¿Cómo podemos avanzar hacia un perfil competitivo del contador profesional si tomamos la academia como escampadero en la lluvia de escasez de oportunidades económicas, y como «cuadre de caja» en los momentos de crisis económicas? Ahora se está exigiendo maestría a los docentes como requisito único para permanecer en la docencia, pero con un ofrecimiento salarial de hambre. ¿Maestría con investigación o sin Investigación?

Requisitos que matan a la academia contable: ¡28 años de edad y una maestría! «Si ustedes no reúnen estos requisitos entonces (no j…)… yo si los tengo (… a los candidatos) ¿Habrase visto? ¿Qué será de mis pobres alumnos en manos de semejante imposible inventado? ¡Qué vaina! Que vaina inventada por una generación de docentes catedráticos con suerte de rector, de decano y de director de programa de contaduría.

¿Y qué hacemos con las individualidades especiales con más de 25 años de experiencia diversificada en el ejercicio del «sector real» de la profesión?, ¿y qué hacemos con más de 15 de experiencia docente? ¿Y qué hacemos con extensos trabajos de investigación en cursos, no divulgados?

¿Para dónde vas Contador, con esta realidad?

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