Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

“Voluntad del Gobierno de mejorar salarios debería reflejarse en que el mínimo aumente un 6 %”


“Voluntad del Gobierno de mejorar salarios debería reflejarse en que el mínimo aumente un 6 %”
Actualizado: 3 diciembre, 2018 (hace 5 años)

Aquí hablaremos sobre...

  • ¿Cuál sería la situación ideal para que este año la cifra del salario mínimo se llegara a concertar y no fuera por decreto?
  • El PIB, IPC y la inflación son algunos ítems que maneja el Gobierno antes de establecer la cifra. ¿Qué tan acertado es contar con estos y otros conceptos a la hora de la definición?
  • Los gremios empresariales comienzan a decir que el aumento debería estar entre el 4 y 5%; los trabajadores, el 10 %. ¿Qué puntos se deben tener en cuenta para que exista un acercamiento entre las partes?
  • ¿Que la ministra del trabajo piense que el mínimo en Colombia es "bajito" es un buen indicio para lo que podría venir?
  • ¿Qué opina sobre el proyecto de ley que existe para subir el mínimo de forma extraordinaria?

Jairo Enrique Santander, director del Departamento de Economía de la Universidad Central afirma que, aunque la ministra del trabajo considere «bajito» el salario mínimo, es poco realista pensar que esto implicará una variación en la postura conservadora del aumento del mismo al momento de la negociación.

Jairo Enrique Santander, economista de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en planificación del desarrollo regional y director del Departamento de Economía de la Universidad Central, explica que hablar de un proyecto de ley con el cual se subiría el salario mínimo de forma extraordinaria genera desequilibrios en el sistema económico.

¿Cuál sería la situación ideal para que este año la cifra del salario mínimo se llegara a concertar y no fuera por decreto?

El escenario es de mucha incertidumbre, porque todavía no hay claridad sobre lo que va a quedar de la ley de financiamiento que piensa presentar el Gobierno ante el Congreso; tanto empresarios como centrales de trabajadores dependen mucho de ello para lograr un acuerdo. El otro tema relevante es que la productividad de los trabajadores pase a tener más peso dentro de la negociación.

Las expectativas que generó en campaña el nuevo Gobierno y su partido sobre el aumento en el salario de los trabajadores también jugará un papel en la negociación. El escenario ideal sería entonces aquel donde, además de las cifras de inflación esperada y productividad, se tenga certeza del impacto de la reforma y de la posición del Gobierno.

El PIB, IPC y la inflación son algunos ítems que maneja el Gobierno antes de establecer la cifra. ¿Qué tan acertado es contar con estos y otros conceptos a la hora de la definición?

Más que el PIB, son la inflación proyectada y la productividad del trabajador las variables para tener en cuenta en la negociación. La inflación es tal vez la que juega un papel más preponderante, pues la negociación busca un equilibrio complejo. Por un lado, tanto empresarios, como trabajadores y el mismo Gobierno buscan que el aumento garantice, al menos, que la capacidad adquisitiva del salario de los trabajadores se mantenga o aumente.

“aumentar el salario mucho más allá de la inflación esperada puede derivar en una mayor inflación en el futuro, lo que es un impacto importante en los costos para el empresario”

Pero aumentar el salario mucho más allá de la inflación esperada puede derivar en una mayor inflación en el futuro, lo que es un impacto importante en los costos para el empresario. Por otra parte, con la productividad se espera reconocer el aporte del trabajador al crecimiento económico. Sin embargo, esta rara vez es compensada proporcionalmente. Es decir, tradicionalmente el ajuste por productividad que se da en el salario es menor al aporte real.

Los gremios empresariales comienzan a decir que el aumento debería estar entre el 4 y 5%; los trabajadores, el 10 %. ¿Qué puntos se deben tener en cuenta para que exista un acercamiento entre las partes?

Este año la inflación va a estar en el rango meta y se espera algo muy similar para el próximo año, por lo que esto será una variable muy relevante para que se llegue a un acuerdo. Si la inflación está entre el 3 % y 4 %, implica que la posición de los empresarios no va a ir más allá del 5 % o 6 %, algo que los trabajadores tendrán que tener en cuenta. Creo que la negociación girará entre dicho rango.

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Ahora bien, la voluntad del Gobierno de mejorar salarios debería reflejarse aproximando el mínimo al 6 %. Sin embargo, sin datos alentadores de crecimiento y la necesidad de mantener la inflación en el rango, veo muy difícil que eso se llegue a dar.

¿Que la ministra del trabajo piense que el mínimo en Colombia es «bajito» es un buen indicio para lo que podría venir?

La promesa de campaña del nuevo Gobierno se sostiene en esa idea y la ministra trata de materializarla en el discurso. Sin embargo, creo que es poco realista pensar que eso va a implicar una gran variación en la postura conservadora del aumento del salario mínimo. Al respecto, existen unos apremios tanto en la estructura económica como en los balances de poder, que restringen de forma importante las decisiones que en este tema pueda promover el Gobierno. Por lo tanto, no considero que vayamos a esperar un cambio de tendencia muy importante, a pesar de la posición manifestada en campaña por el Gobierno.

A esto se suma que la posible aprobación de la ley de financiamiento tendría impactos importantes para la economía, principalmente para el consumo y la inversión, y al no existir certeza de ellos los jugadores preferirán posiciones más conservadoras.

¿Qué opina sobre el proyecto de ley que existe para subir el mínimo de forma extraordinaria?

Nunca es conveniente generar desequilibrios inestables en un sistema económico, y menos si su efecto se piensa temporal y estos no tienen en cuenta las tendencias que vienen dando forma a la estructura económica. El beneficio para el trabajador sería muy poco, ya fuera por vía de un aumento o prima temporal, y los efectos en la volatilidad de la economía podrían ser amplios, por lo que me parece muy inconvenientes este tipo de medidas. En ese sentido, es preferible el proceso de negociación que permite, a la vez, que las partes discutan para generar un panorama conjunto de la situación económica.

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