Así como la banca abierta es una herramienta de inclusión y transformación financiera, también presenta riesgos en cuanto a ciberseguridad se refiere.
Con la banca abierta también se logra un mejor y más transparente manejo de los datos personales de los usuarios.
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¿Será la banca abierta una señal de transformación y el futuro de los servicios financieros que conocemos? El open banking es una práctica en la que los bancos proporcionan a los proveedores de servicios financieros externos autorizados acceso abierto a los datos bancarios y financieros de sus consumidores.
Kelly Quintero, gerente de ventas para la región andina de BeyondTrust, explica que estas entidades, las cuales generalmente no hacen parte de la banca tradicional, podrán iniciar y procesar transacciones financieras a solicitud del cliente, servicios que hoy son exclusivos de los bancos.
Víctor Manuel Ramírez, socio de A&A de BDO en Colombia, dice que Colombia es el tercer país más destacado en la región en materia de banca abierta:
Compartir datos de usuarios desde diferentes compañías financieras: bancos, comisionistas de bolsa, establecimientos de crédito, fiduciarias, fintech, entre otras, se da gracias a la interfaz de programación de aplicaciones, –API–, programas que facilitan y brindan mayor seguridad en el intercambio de datos.
Que un mayor número de población haga parte de la inclusión financiera, para que las entidades financieras conozcan los intereses y el comportamiento económico de sus eventuales clientes, es uno de los beneficios que ofrece la banca abierta.
Con la banca abierta también se logra un mejor y más transparente manejo de los datos personales de los usuarios, a la vez que ayuda a los clientes en la facilidad y agilidad para obtener respuestas y servicios adecuados a las necesidades de cada persona.
Según la consultora Allied Market Research, la banca abierta será tan prolífica que estima que alcanzaría los 43.000 millones de dólares a partir del tamaño del mercado de nuevos servicios para 2026.
Pero así como la banca abierta se muestra como una herramienta de inclusión y transformación financiera, también presenta riesgos en cuanto a ciberseguridad se refiere. Y es que los datos que maneja el sector financiero seguramente son muy apetecidos por los delincuentes.
Un ejemplo de lo anterior, dice Quintero, es la existencia latente de malwares diseñados por proveedores de aplicaciones de terceros para infiltrarse en una cuenta y borrar los datos. Además, los proveedores de servicios de pago podrían hacer uso indebido de los datos de sus propios clientes para beneficio propio:
Las organizaciones deben aceptar que la forma de mitigar los riesgos es mediante la gestión de cuentas privilegiadas a través de tecnología y procesos automatizados que ahorran tiempo. También brindan visibilidad en toda la red de la institución.
Como conclusión se puede decir que la banca abierta es una gran alternativa que traerá beneficios tanto a usuarios como a los bancos. Sin embargo, hay que tener en cuenta las soluciones que están en el mercado para evitar y solventar aquellos problemas relacionados con la vulnerabilidad de la información.
Por su parte, la Unidad de Regulación Financiera –URF– publicó un documento técnico donde describe las reglas generales para implementar la banca abierta en el país.
Para la entidad, aunque las perspectivas en materia de banca abierta en Colombia son buenas, es importante tener en cuenta que el sector financiero tendrá que afrontar retos como fortalecer los aplicativos de tecnologías de la información.
De igual manera, se deben hacer nuevos estudios para validar la vulnerabilidad de los datos autorizados por los clientes, procesar la información para atender las demandas de los usuarios, y adoptar nuevas tecnologías.