En Colombia, las billeteras digitales principales se usan en los estratos 1, 2 y 3, donde ha habido gran apertura.
Estas son mucho más seguras que las billeteras bancarias comunes.
Al usarlas, se recomienda contar con buenas prácticas para salvaguardar la información.
El uso de billeteras digitales ha experimentado un crecimiento en nuestro país, convirtiéndose en una forma de pago popular entre los ciudadanos. Al respecto, según Colombia Fintech, en los últimos cinco años en Colombia se han generado más de treinta millones de billeteras digitales, lo que representa un 195 % en su utilización.
Jaime Ríos, socio de digital and cyber-advisory de BDO en Colombia, afirma que el alto nivel de informalidad en el país ha sido uno de los factores clave para el rápido crecimiento de las billeteras digitales:
Las billeteras digitales ofrecen una amplia gama de facilidades de pago, en transporte público, compras en tiendas físicas y en línea, pago de facturas y recargas móviles; incluso son medios de pago para nóminas en pequeñas y medianas empresas.
La economía informal en Colombia es una de las más altas de Latinoamérica, ocupando el tercer lugar a nivel mundial, según un informe de la OCDE.
Las billeteras digitales se usan en todas las regiones del país. En el 98 % de los municipios hay usuarios registrados. La misma informalidad ha sido la razón para que ganen mayor posicionamiento. El uso de este tipo de plataformas se da principalmente en los estratos 1, 2 y 3, donde ha habido gran apertura.
Ríos destaca que entre las ventajas que brinda este tipo de herramientas digitales se encuentran: “la eficiencia en el envío y recepción de dinero, el acceso e inclusión financiera y una experiencia de usuario cada vez más intuitiva. Incluso, una forma de atraer a más consumidores se da a través de los programas de cashback (regreso de dinero) y opciones de fidelización de puntos”.
También señala que la dependencia tecnológica y los hábitos nocivos en el entorno digital son desventajas frente al manejo de este servicio.
Ríos recomienda usar siempre billeteras de alta reputación para prevenir el fraude, que su verificación sea confiable y contar con buenas prácticas para salvaguardar la información, con lo que también se tendrá un fortalecimiento de la seguridad en los mercados financieros.
Los usuarios de Internet suelen tener prácticas que ponen en riesgo sus datos. Dos de las principales son: no contar con contraseñas seguras y registrar información sensible o abrir cuentas bancarias en redes públicas.
El phishing, delito con el que se suplanta la identidad, es uno de los más comunes en Latinoamérica y suele afectar a los usuarios que realizan con frecuencia transacciones en línea.
Según el Informe Anual de Tendencias Globales de Fraude Digital de TransUnion, compañía global de información, a nivel mundial, el fraude digital aumentó un 52 %. En Colombia el incremento fue del 134 %.
Para esta firma, las personas no bancarizadas tendrán más oportunidades en los próximos años por medio de los créditos inclusivos, como una forma para impulsar el crecimiento económico.
Cada vez se utilizan más las criptomonedas para movimientos comerciales, transferencias internacionales y demás movimientos financieros, ya que son transacciones anónimas, rápidas, irreversibles y baratas.
Por lo anterior, también en el escenario aparecen las billeteras digitales que permiten las transacciones de criptomonedas en tiempo real, lo que es una oportunidad para generar ingresos para los portadores de esta moneda.
Las billeteras virtuales permiten el control absoluto al usuario sobre los bienes criptográficos y digitales que adquiere, realizar consultas de saldo, operar con criptomonedas o ver las operaciones ejecutadas en tiempo real.
Estas son mucho más seguras que las billeteras bancarias comunes, ya que, en lugar de contener dinero, almacenan claves, direcciones o cadenas de 25 a 34 dígitos o caracteres que identifican al usuario de una red específica, sin que intervengan terceros en el proceso.
Por su parte, Mastercard destaca tres tendencias innovadoras que influyen en las nuevas formas de pago en los próximos años. Primero, la tokenización, que implica reemplazar los datos sensibles por símbolos únicos de identificación.
Segundo, los pagos programables, que incluyen inteligencia artificial y los contratos inteligentes. Finalmente, se encuentran las billeteras ubicuas que permiten gestionar pagos y activos en diferentes contextos.