Para María Arteta, hay muchas razones por las que existe la brecha de género en el mercado laboral, por ejemplo, las mujeres son responsables del cuidado no remunerado del hogar.
Aunque existe discriminación, la concentración de mujeres en menos ocupaciones es una razón importante de la brecha salarial.
María Arteta, especialista de género y no discriminación de la OIT para América Central, Cuba, Haití, México, Panamá y República Dominicana, afirmó en la conferencia Igualdad de género para la cotidianidad empresarial en América Latina y el Caribe que las mujeres llevan a cabo el 76,4 % de todas las tareas domésticas no remuneradas.
Por lo anterior, las mujeres que se quieren incorporar al mercado laboral deben resolver cómo conciliar sus responsabilidades de cuidado con las laborales:
Esto significa que trabajan menos horas, están dispuestas a trabajar en informalidad y a recibir menos paga por tener más flexibilidad que les permita no descuidar ninguna de sus responsabilidades, remuneradas o no remuneradas.
A lo anterior se le suma que, como producto de la pandemia, en la región el empleo de las mujeres se redujo un 9,4 %, frente a un 7 % para los hombres.
Arteta explica que el ingreso masivo de la mujer en el mercado de trabajo ha sido caracterizado como la transformación económica y social más importante de los últimos 50 años. En 2019 en el mercado laboral participaban seis de cada diez mujeres adultas.
En esta época hubo una gran transformación en la educación de nuestras mujeres y en estos momentos las mujeres tienen más educación a todo nivel: primario, secundario, universitario y de posgrado. «A pesar de eso, siguen teniendo una gran brecha en comparación a los hombres en el mercado del trabajo. En el 2019, nueve de cada diez hombres participaban activamente en el mercado de trabajo», advierte.
Las mujeres también están sobrerrepresentadas en el sector informal, tienen menos probabilidad de estar trabajando y tienen una tasa de desocupación, es decir, están desempleadas en una tasa mayor que los hombres.
Arteta afirma que las mujeres se concentran en empleos de más baja calidad y en ocupaciones de menor productividad. En 2019 ganaban el 85 % del salario promedio de los hombres, «y eso que estamos comparando la misma ocupación y el mismo nivel educativo», dice.
También se ven menos beneficiadas en términos de pensiones luego de trabajar, ya que tienen cortes en su vida laboral, y si son empresarias enfrentan brechas o retos más importantes.
La especialista en género y discriminación de la OIT dice que, aunque existe discriminación, la concentración de las mujeres en menos ocupaciones y en ocupaciones menos productivas es una de las razones más importantes de la brecha salarial:
Las mujeres se concentran también en ocupaciones que están altamente feminizadas. A esto lo llamamos la segregación horizontal de trabajo o la segregación ocupacional. También existe una segregación en términos horizontales, es decir que las mujeres tienen menos probabilidad de tener puestos de responsabilidad o de decisión.
En América Latina, las brechas más grandes en el mercado laboral están en la base de la pirámide, entre mujeres y hombres de menos ingresos. Entonces, las mujeres más vulnerables son las mujeres rurales, indígenas, migrantes y las jefas de hogar con hijos.
Hay muchas razones por las que persisten estas brechas en el mercado laboral y muchas de estas son estructurales. La más importante, la que tiene más peso, es que las mujeres son responsables sobre el cuidado no remunerado del hogar. Ellas llevan el peso del cuidado de la casa. En la región, el 76,4 % de las tareas domésticas no remuneradas las hacen las mujeres:
La sociedad, la cultura, asigna a las mujeres distintos roles que a los hombres. Se les asigna el rol de cuidar, de educar a nuestros hijos, de sanar a nuestros enfermos. Estas tareas que se llaman reproductivas. Y a los hombres se le asigna el rol de buscar sustento e ingresos fuera del lugar de la familia y a estas tareas se le llama productivas.